Ya que hemos sacado el tema de Michael Jackson, me gustaría pasar a citar algunos de los artistas fallecidos por el consumo de drogas: Elvis Presley: fármacos. Jane Mansfield: fármacos. Marilyn Monroe: fármacos. Jimmy Hendrix: heroína. Michael Hutchence (vocalista INXS): se suicido después de ingerir heroína. Kurt Kobai: Otro suicida, heroína, cocaína. Ana Nicole Smith: fármacos, barbitúricos. Bob Marley murió de cáncer por fumar marihuana como un demente. Y un largo etcétera de famosos y no tanto, así como algún amigo que han muerto directamente por la ingesta de cualquier estupefaciente.
¿Como podría ser que todos ellos fueran unos débiles insensibles y con poca fuerza de voluntad? leer más...
¿No podría ser, que estuvieran enfermos? Seguramente sí. Pero, ¿Qué le pasa al cerebro cuando se usan drogas?
¿Por qué decimos que están enfermos?
Una de las explicaciones está encerrada en el polimorfismo de un gen que predispone al alcohólico/drogodependiente al consumo compulsivo de cualquiera de las sustancias asociadas.
Los otros ya los sabemos sobradamente, el ambiental. Ese vínculo que invita a la primera ingesta de alcohol, que muchas veces está en el propio seno materno. ¿Qué padre nunca ha invitado a un hijo a echar un trago junto a él? Sé que esto es un poco violento, pero es una realidad. Muchos de los jóvenes tienen su primer contacto con el alcohol en casa, en una “celebración” o simplemente lo ven como algo normal, ya que en casa se practica como si así lo fuera. Dejemos de engañarnos, y de seguir engañando a los más inocentes. Esto no es cosa de un individuo, es la causa de toda la sociedad en su conjunto. Son los efectos secundarios de no querer asumir la parte de responsabilidad que conlleva estar al mando de una nación. Como la de hacer posible que la sociedad del siglo XXI acepte a estas personas como enfermas, y así se las trate.
Como la de atender de una manera digna esta enfermedad que sufren muchos de los que están en la calle. No con apósitos para que minimicen los riesgos y sacarlos de las calles para no deteriorar la imagen de la ciudad. Si no, para poner las medidas necesarias para que estas personas no vuelvan a pasar por lo mismo. Hay tratamientos eficaces que han de ser atendidos por la Seguridad Social. Y regular los centros privados para que cumplan una normativa ligada estrictamente hacia el éxito del enfermo.
Es como la ley ante el alcohol, ¿de que sirve que prohíban el consumo en menores, si en los locales no hay nadie que haga servir dicha ley? ¿De que sirve que prohíban la venta de tabaco en autopistas y el alcohol esté presente? Creo que lo que está prohibido es conducir ebrio, no fumando. ¿De que sirve que no puedan hacer publicidad las compañías tabaqueras, si las hacen las alcohólicas? Por un lado la ley nos quiere limitar la ingesta de alcohol, y por otro las compañías lucen impunemente slogans invitando al consumo como algo bueno, estupendo para compartir con amigos y divertirse. Lo curioso es, la pequeña advertencia de: Bebe con moderación, es tú responsabilidad. NO hay un baremo para tal efecto. Nadie puede determinar quien será adicto a esa sustancia, lo cual deja a la casualidad esa responsabilidad. Y si habláramos de responsabilidad, habría que hablar del error que es el consumo, en cualquier medida, del alcohol.
Pero claro, ya se que esto es mucho pedir, sin embargo, la drogadicción estará con nosotros durante muchos siglos más, y no podemos obviar lo que sucede en este siglo XXI. El país está hecho cisco y las medidas son insuficientes en cualquier país del Mundo. Es más, en algunos países como México, han decidido legalizar la tenencia de drogas para el consumo. Y en otros países latinoamericanos se lo están pensando.
Llevamos más de 40 años en lucha contra la drogadicción, desde que Richard Nixon iniciara “The War on Drugs”. Pero llevamos un siglo desde las primeras normas represoras al respecto. Quizá es hora de cambiar de estrategia, pero seguro, que no para facilitar las cosas a aquellos que ni siquiera saben lo que les está pasando por la cabeza.
También se que es duro asegurar con tanta firmeza que la solución no está encaminada con la legalización. Hace años yo pensaba en lo mismo, sin embargo, ahora que NO uso ningún tipo de estupefaciente, puedo asegurar que aquellos que lo solicitan, o son drogadictos, usuarios o realmente NO saben lo que están diciendo. Cualquier persona consumidora de cualquier tipo de sustancia, no es ella. La droga se apodera de la mente para manipularla y conseguir lo que necesita, aunque sea muy de vez en cuando. Quizá NO llegue a estar por la calle tirado, ni a entrar en la cárcel por un delito, pero lo que está claro es, que NO será él mismo, NO podrá conseguir aquello que se propone y quizá algún día le toque ver una realidad que ha dejado atrás y ya NO podrá cambiar. Quizá algún día en la experiencia de alguien cercano, pueda ver lo que en realidad fue, y entonces sabrá que estaba muerto antes de empezar a vivir.