Sales a un horario relativamente normal de trabajar y… ¡zas! Ya es de noche. Tras el ya realizado cambio horario y a medida que avanza el invierno, ni por asomo piensas en salir a entrenarte con tu bici de carretera o tu BTT: como máximo, unas cuantas cuestas en ciudad, si es que ésta las tiene.
Claro que, la abundancia de deportes indoor relacionados con la aerobiosis fruto del popular deseo, cada vez in crescendo, de trabajar la resistencia más allá de sujetar pesas y sacar músculo ayuda, y bastante. Hoy por hoy, el ciclismo es un ejercicio con múltiples sustitutos, sin contar con los osados del triatlón, que hacen siempre de todo.
Running
Lo que viene a ser correr o practicar el atletismo ha mutado en nuestros días en un anglicismo de libro. Con todo, es el deporte clásico por antonomasia, y ya se sabe que los clásicos no desaparecen. “Los runners parecéis cicloturistas de toda la vida cuando os subís a una bici”, y es una frase muy escuchada nada baladí en el mundillo amateur. Con apenas una hora de tirada larga repartida en tres, cuatro o cinco días de la semana, el ciclista tiene ante sí el reemplazo perfecto para conservar una excelente forma. Principal problema: si anochece para la Bianchi, anochece también para las Oasics. Principal ventaja: un buen entrenamiento implica mucho menos tiempo si se hace corriendo.
Natación
La que completa la troika del triatleta. El que no lo sea, en la natación puede encontrar una práctica que agradecerá cuando vuelva a subir al sillín. Porque nadar viene bien para todo: para quemar calorías y no ganar peso, para fortalecer los huesos; para ganar elasticidad y flexibilidad, para prevenir lesiones; para mejorar el cardio y para controlar las pulsaciones. Principal ventaja: dura tan poco como correr, algo más quizá por lo que uno tarda en cambiarse. Principal problema: que le cierren la piscina pública.
Gimnasio
No se asuste: olvídese de las pesas. Si acaso fortalecer un poco las piernas, el cuádriceps femoral o los abductores con toda la ensalada de máquinas que suelen repartirse por estos centros. Y por qué no, unos estiramientos en colchoneta y alguna abdominal en barra si ya se viene arriba. Pero me estaba refiriendo a otra cosa: la elíptica. Evitando el siempre molesto impacto que causa apoyar al correr, la elíptica es un ejercicio anaeróbico de manual que permite sortear del todo ese apoyo, madre de muchas de las lesiones. Para mí, es una máquina a caballo entre el trote y la bici. La principal ventaja es que los gimnasios de ahora abren hasta muy tarde. Si cierran.
Habría más sustitutos, pero estos tres se cuentan entre los más importantes. Practicar running a un ritmo más que decente (y es una perogrullada que cada cual tiene el suyo, pero es que es así) puede elevar las pulsaciones en los primeros minutos de carrera hasta las 170. Por eso la práctica habitual ayuda a controlarlas, con las buenas sensaciones que ello conllevará después, cuando volvamos sobre la bicicleta.