Revista Cultura y Ocio
Recuerdo cuando Ouka Leele estuvo en Almansa. Su conferencia, en realidad un amenísimo intercambio de preguntas y respuestas, la hizo sentada en el patio de butacas del Teatro Principal. Yo estaba justamente tras ella. Mientras tanto, sus fotografías de la serie "Ouka Leele en blanco y negro" colgaban en las paredes de la Casa de Cultura formando parte del primer Abierto de Fotografía de Almansa, el del año 2003... aquel maravilloso certamen cultural que en sólo cuatro años creció como la espuma en prestigio y número de visitantes y logró atraer el interés de artistas como Pilar García Merino, Julio Álvarez Yagüe, David Jiménez, Isabel Flores, Íñigo Bujedo, Manuel Navia, Pablo San Juan, Bernard Plosuu o Manuel Sonseca, entre otros muchos, que expusieron y visitaron nuestra ciudad hasta que la incompetencia y la incapacidad intelectual y política llegada con el cambio de gobierno municipal en 2007 hicieron su trabajo.. Triste historia... Recuerdo, también, como Ouka Leele hablaba con entusiasmo del mural que estaba realizando por aquel entonces en Ceutí, de la ilusión que le producía ese enorme proyecto y de las largas temporadas que pasaba en esas tierras murcianas donde decía encontrarse en auténtica paz y tranquilidad. Aquel Abierto se tituló "Poéticas de la imagen", en coincidencia con el concepto que ella ha declarado tener de la fotografía: "poesía visual, una forma de hablar sin usar palabras". Una poesía que siempre ha formado parte de su obra fotográfica, con versos a veces histriónicos y chillones transformados en colores eléctricos; con auténticas estrofas visuales que narran toda una vida, todo un amor, todo un dolor en una única imagen; con verdaderos cantos al triunfo de la belleza en sus múltiples formas, dispuesta ante los ojos con la naturalidad con la que han de ser acogidas las pieles. Desde hace unos días se expone, en el albaceteño Centro Cultural de La Asunción, la colección "Ouka Leele inédita", una antológica con algunas imágenes que ya forman parte de la iconografía fotográfica de los últimos treinta años de este país y otras, mucho más recientes que, de la misma manera, alcanzan nuestras miradas con la fuerza que ella siempre imprime a su trabajo, hable de lo que hable, cuente la historia que cuente. Pues detrás de cada fotografía de Ouka Leele, incluidos los retratos más alocados, siempre creemos que ha de existir una historia que contar o, sino, parece fácil construirla a partir de ella. Una magnífica exposición absolutamente recomendable aunque sea una lástima que, en un entorno tan magnífico como La Asunción, con una obra tan maravillosa como la de Ouka Leele, la iluminación sea tan pésima y sea casi imposible ver determinadas obras sin que se conviertan en espejos... A pesar de ello, acudid a verla.