Revista Libros

Out

Publicado el 09 septiembre 2010 por Carmina
Out
Si tuviera que definir con una palabra esta novela sería cruel, al más puro y duro estilo nipón, nunca he podido entender los concursos que televisan los japoneses, ni siquiera el humor amarillo, a mi no me arrancan una sonrisa, me dan mucha pena, y en ocasiones pienso si están bien de la cabeza. Supongo que es una cultura muy distinta a la nuestra que a mi me esta vedado entender, o como dice una buena amiga vasca soy una perra verde con lunares morados, que manera de dar vueltas para llamarme rara... piensalo.
Esta novela llegó a mi estantería hace varios meses, y allí ha esperado pacientemente su turno, la compré a principios de año por varios motivos, encajaba en los tres caracteres del reto en el que participo y que no va muy sobrado de títulos, se trataba de novela negra, y estaba escrito por una mujer, un aliciente en el momento de comprarla, aunque no sepa explicar porqué. No era mi primera incursión en la novela japonesa, en la que me inicie gracias a Bibliolandia, pero tengo que reconocer que no se parecen en nada los dos libros que he degustado.
A lo largo de la lectura he tenido que constatar en varias ocasiones que su autor era una mujer debido a los hechos que narraba, la crueldad con la que lo hacía, con una prosa sin concesiones, unas descripciones muy detalladas que hacían que pasaran cual fotograma por tus ojos, incluso los olores eran muy vividos y la pituitaria se inflamaba. Para mí una experiencia única de la que no creía capaz a una mujer, dotadas por naturaleza de una mayor sensibilidad. Igual las niponas son especiales para eso... tendré que abundar más en este tipo de fenómenos.
Natsuo Kirino hace una radiografía de cuatro estereotipos de mujeres niponas, todas ellas con graves problemas en casa, a la par que económicos, el día a día de cualquiera de ellas por distintos motivos es una jungla inhóspita, en la que habitan sus más temidos demonios. Las cuatro tienen en común un lugar de trabajo, en el turno de noche de una de las principales industrias de comida preparada congelada. El trabajo es duro, pero se gana bien, y ello las mantiene ancladas de forma ineludible a la cadena.
Masako es el alma matter del grupo, es una mujer fría y calculadora, con preparación académica que circunstancias de la vida la empujan a ejercer un trabajo para ella degradante. Es la menos necesitada económicamente, de hecho trabaja por huir de una realidad doméstica que le es poco favorable, con un marido que la obvia, y un hijo que no le habla. El trabajo le permite mantener la cordura y gozar de una cierta libertad. Es el personaje que más me ha llegado y también el que tiene más peso dentro de la novela, digamos que mueve los hilos de la situación y propicia que la novela avance.
Kuniko es una fashion victim, acuciada por la deudas, desprecia la forma de vestir de Masako a la que considera vulgar, envidia su posición económica y sobre todo su cerebro. Es una persona mezquina, con muy poca inteligencia, capaz de las bajezas más insospechadas para eludir sus responsabilidades. La preocupación por su físico me ha parecido excesiva, no he podido evitar ponerle varias caras. Sin embargo si prescindimos de lo esencial, al final me ha parecido una Victoria Beckam a lo pobre, y con sobrepeso...
Yayoy es la abnegada, esposa, ama de casa y madre, con un marido alcohólico, mujeriego y ludopata, que no la respeta, hasta el punto de agredirla físicamente. Una discusión desencadena la tragedia cuando esta consigue matarlo. A partir de ese momento se teje una realidad que termina creyéndose, al tiempo que tiene sentimientos encontrados hacia las personas que le han ayudado a resolver la desaparición del cuerpo.
Yoshie es la cuarta mujer, una señora entrada en años, la de mayor experiencia dentro de la empresa, que le ha valido el nombre de maestra. Viuda y con dos hijas poco escrupulosas debe ocuparse de su suegra inválida. Su día a día era como bajar a los infiernos... la descripción de esa realidad cotidiana nos hace ver lo duro que puede llegar a ser encontrarse sola, sin recursos, y con el enemigo en casa. Yoshie es quien más ternura me ha despertado, sin embargo resuelve su cruz de una forma que yo al menos no hubiera tenido estomago.
Presentados los cuatro personajes principales, falta el antagonista. Satake es el dueño de la casa de citas y del salón de juego que frecuenta el marido de Yayoy. Una discusión el día antes de su muerte lo convierte en sospechoso, con un móvil muy poderoso. Ante la falta de otras pistas, ya que la policía sospecha de las cuatro mujeres pero no puede probar nada, es una cabeza de turco perfecta. A raíz de su detención pierde todo por lo que ha luchado durante diez años y aflora un pasado turbio y violento, que podría poner el vello de punta a cualquiera. Un error lo deja en libertad, momento que aprovecha para escabullirse, cambiar de aspecto y nombre y tejer una venganza contra quienes han destruido su imperio.
La relación entre la cuatro mujeres se estrecha cuando Masako decide hacerse cargo del cadáver del marido de Yayoy y para ello implica a sus compañeras. La forma en que lo hacen desaparecer se describe de una forma tan detallada que se te representa en la retina, y en ocasiones te aflora un mohín de asco a la boca. Un trabajo perfecto de no ser por el error cometido por una de ellas, que termina reportándole beneficios a la viuda y problemas a las demás.
A raíz de ese trabajo les surjen otros que realizan siempre por dinero, sin embargo un hecho insólito les hace reconsiderar su postura y les obliga a huir después del ultimo encargo. Un nuevo giro inesperado, y la venganza de Satake se desarrolla ante nuestros ojos, de nuevo la autora recurre a la crueldad y la violencia, de forma tan gráfica que a veces duele leer. Sin embargo no entiendo la reacción final de Masako... lo dejo ahí para no romper el encanto de su lectura.
La novela es muy intensa desde el principio, una vez pasado el escalón de presentación de los personajes claves, un sinfín de giros inesperados mantienen en vilo al lector, y el final es redondo, digno de ser protagonizado por Hannibal Lecter, que en el caso de presenciarlo seguro esbozaría una maléfica sonrisa.
Por si queda alguna duda, a pesar de que para mi es demasiado descriptiva de hechos duros, me ha gustado, incluso diría que me ha entusiasmado, que me ha llevado al convencimiento de que no me gustaría ser nipona... no es la única referencia que tengo, he leído otras novelas sobre la realidad de las mujeres en el imperio del sol naciente. No apta para estómagos sensibles, ni para no amantes del genero negro, porque más que negra, es negresima.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista