Out of Time es el séptimo álbum de la banda estadounidense R.E.M. Fue lanzado por Warner Bros el 12 de marzo de 1991. En septiembre de ese mismo año yo empezaba primero de BUP y, caprichos de la memoria, para mí estos dos hechos están íntimamente relacionados.
El primer recuerdo que tengo de ese cambio de ciclo (antes ocurría al pasar de EGB a BUP o FP, ahora con cada modelo nuevo de iPhone) es a uno de tercero, esos puretas de 16 años, pasándole a otro el vinilo de R.E.M. En mi casa los vinilos eran de Glenn Medeiros, Mecano y Hombres G y algún 45 rpm del Dúo Dinámico y Los Mismos. Impresionable y dramático como soy, apuesto a que tragué saliva y me resigné a lidiar con el páramo de ignorancia que ya me agobiaba por dentro.
Muchos años después de aquel drama indie, el fin de semana pasado, nos reunimos 60 incautos a celebrar que hacía ya 25 (los que salimos en 3º de BUP) o 28 años (los que se fueron al instituto al acabar 8º de EGB) que no nos veían los curas por el colegio. Las aulas, el comedor, las canchas, los pasillos del Colegio Salesiano San Isidro de La Orotava se convirtieron por una noche en un limbo temporal, sin el mínimo respeto por las leyes de la física.
Los recuerdos de la cena, aunque recientes, son borrosos por fuerza. Pero todo, todo, demostró estar Out of Time.
No parecía que hubiera pasado tanto tiempo. Ni siquiera parecía que hubiera pasado algo de tiempo. Principalmente por algunos (envidia de pelazo unos, querencia por la bomba fétida otros). Out of Time.
No parecía que hubieran existido las rencillas. Ni siquiera las filias. Todos con todos. Quién lo iba a decir. Out of Time.
Demasiada emoción. Abrumadora y agradecida, pero no recomendable para el día a día. Mejor así, aislada, puntual, intensa, Out of Time.
No estuvieron todos los posibles, ni siquiera todos los factibles. Habría estado bien que no faltara nadie, en especial a quien le debiéramos la más pequeña de las disculpas. Esas se quedaron flotando. Out of Time.
Entre croqueta y croqueta, ron blanco y gin tonic, todas las buenas intenciones del mundo. Las de esto no puede tardar tanto en volver a pasar, te llamo y nos vemos, mañana mismo sin falta. Mentiras piadosas, sí, pero aire que necesitamos. Out of Time.
Y todos los abrazos que nos dimos, agarrando fuerte, apurando los segundos. Todos los abrazos que nos quedaron por dar (pasé parte del domingo haciendo cuentas, apuntando nombres). Todas las palabras que logramos pronunciar y las que convalidamos con la mirada. Todo. Todo. Out of Time.
Y aunque para venir todos de un colegio de curas quedó bien claro que Losing my Religion, lo que hay que tener en cuenta es que la Shiny Happy People fue legión.