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Ovejas esquiladas, que temblaban de frío, de Gsús Bonilla

Publicado el 24 noviembre 2010 por José Angel Barrueco
Ovejas esquiladas, que temblaban de frío, de Gsús Bonilla
EL OMNIPOTENTE
aunque
en la nueva vivienda seguíamos teniendo frío
los habitantes
y los muebles éramos los mismos.
eso sí, con una preocupación menos.
mi madre
y
la llama de una vela
un tiempo antes
suplicaron
a la imagen del Gran Poder
unas mejores condiciones de vida;
cada uno tendría su propio espacio.
mi hermano y yo
ya no dormiríamos juntos
en la habitación donde también lo hacían mis viejos.
el retrete
lo ubicaríamos en un lugar distinto al de la cocina.
los techos de escayola
no estarían sujetos por el esparto roído de las ratas.
y si digo que
en otra ocasión -una vez ya felices-
la misma madre
la misma llama de la misma vela
volvieron a suplicar
a la misma imagen
en la enfermedad de mi padre
no me lo estoy inventando,
para entonces ya era tarde
el reparto de deseos ya había sido satisfecho:
el mismo frío
algún que otro mueble -quizá más moderno-
y una preocupación más
de dimensiones….sobrecogedoras.

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