El Málaga Club de Fútbol ha recibido más de un millar de peticiones de entradas por
parte de los aficionados para presenciar el partido ante el Leganés del próximo
domingo, aunque sólo hay disponibles unas doscientas.
Sabemos que Butarque es un campo pequeño. Si a ésto unimos que es una temporada
histórica para el club pepinero, ya que se estrenan en la máxima
categoría, la falta de espacio está servida.
Pero lo
llamativo de la noticia es que la afición del Málaga sigue respondiendo.
Y es que, cuando las cosas van mal en los diferentes aspectos que conciernen a la
entidad, es cuando se puede vislumbrar con máxima claridad cual es el
mayor activo que tiene el equipo: El contar con una de las mejores aficiones de
España.
Parece que empieza a ser tendencia el lema "remar todos en una misma dirección". Esa frase acierta de pleno. Es la
fórmula en la cual la suma de todos los términos dan como resultado la
permanencia en Primera División.
La tormenta comienza a
arreciar en la Costa del Sol, pero de tormentas aquí ya sabemos un
rato, toca echar mano de los remos y dejarse la vida para aupar al
equipo hacia aguas tranquilas.
Cierto es, que la nefasta temporada que está cuajando el Málaga en la parcela deportiva, está provocando una epidemia en el graderío, un mal al que podríamos apodar de "Dr. Jekyll y Mr. Hide". Consiste en una mutación instantánea pasando del amor al odio en cuestión de nanosegundos.
Pero es aquí donde se demuestra la grandeza del aficionado. Hay que saber no perjudicar a tus jugadores, no pitarles a ellos durante el partido. Pero eso sí, no perder esa visceralidad y pasión por nuestros colores. Animar, animar y animar aún más por muy mal que se ponga el percal. No queda otra.