"Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado. Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con “él”... estamos amando demasiado. Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta, estamos amando demasiado. Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarán a él, estamos amando demasiado. Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que si tan solo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado. Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional, e incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, sin duda estamos amando demasiado"
Muchas veces las mujeres elegimos pasarlo mal. Así de simple, así de directo. Viene del ser mujer, tener ese instinto de ayuda que nos hace muchas veces elegir al hombre equivocado y nos obsesionamos con ese bendito/maldito ser que es de lo peor pero que, a todas luces, queremos ayudar, queremos cuidar, queremos proteger y es nuestro pensamiento de ilógica lógica el que nos lleva a creer que va a cambiar por nosotras, por la relación. Así es como nos vemos entrampadas en relaciones poco sanas y nos perdemos. Literalmente, nos perdemos a nosotras mismas. ¿Cuántas de ustedes, al leer la frase, no sintió que en algún momento en la vida ha amado demasiado? Podría apostar que no son más que los dedos de una de mis manos. Todas, en alguna u otra medida, hemos amado demasiado. Hemos perdonado, hemos hecho vista gorda, hemos asumido, hemos aceptado, hemos, incluso, desarrollado ciertas habilidades (extrañas) con tal de seguir con esa persona a la que creemos "amar demasiado".Asimismo, sabiendo la complejidad de relación que llevamos con esa persona, somos incapaces de ponerle término y, entre más dificultades hay, pareciera ser que más nos enganchamos, más queremos estar, más queremos cambiar y es ahí donde comenzamos a prometer el cielo, la luna, el sol y las estrellas (aún cuando nada nos pertenece) con tal de seguir protegiendo(lo), de seguir ayudando(lo), de seguir aceptando(lo) y por supuesto, de seguir "amando demasiado". Mi nombre es @P0ps_, soy una mujer que ha amado demasiado y lo que es peor aún, creo que también me han amado demasiado.
*Columna basada en "Mujeres que aman demasiado" Norvin Norwood.