Revista Comunicación

Oxitobrands, marcas humanas para un mercado emocional

Publicado el 04 noviembre 2014 por Marketing News Marketing News @Marketingn

Oxitobrands, marcas humanas para un mercado emocionalLa decisión de compra ha dejado de ser territorio exclusivo de la racionalidad. La emoción, como motor de las acciones humanas, se involucra en el proceso de construcción del vínculo entre los públicos externos e internos de la marca. El branding del siglo XXI no descarta la racionalidad de los procesos; los utiliza como punto de partida para sostener una relación mucho más intensa: aquella que se construye a partir del afecto, la confianza y la emotividad.

En este contexto hablamos de “humanizar las marcas”, considerándolas como un activo componente de nuestra cultura social. No se trata de corporizar a las marcas en una “estructura humanoide”, sino de dotar a ese intangible de valores asociados a nuestra condición humana.

De este modo, si pensamos que esta hipótesis es válida (la “humanidad de la marca”), podemos entonces profundizar en aquellos aspectos que forman la construcción del vínculo entre las personas y trasladarlos a la relación que establecen las marcas con su audiencia. Allí aparecen distintos factores que van mucho más allá de cuestiones de tipo social o cultural, en los que interviene algo mucho más profundo: la bioquímica de nuestro cuerpo para definir el éxito o el fracaso de una relación.

En palabras más sencillas: si humanizamos a las marcas, entonces la relación con sus audiencias estará condicionada por aspectos que dominan las relaciones entre personas. Nuestras hormonas son protagonistas, tanto es así que cuando expresamos “tener química con alguien” no estamos lejos de la verdad.

¿Bioquímica para explicar las relaciones humanas?

Sin duda todos hemos oído hablar de “las endorfinas” como responsables de nuestras emociones, las cuales dependen de nuestro funcionamiento hormonal. Eufemismos como “días especiales”, “falta de contacto físico” y muchos otros se emplean cotidianamente para explicar el estado de ánimo de una persona. Incluso utilizamos la locución “falta de química” para justificar un fracaso amoroso o la ruptura de un vínculo societario.

Sí: bioquímica para entender el comportamiento humano.

La oxitocina es, entonces, la hormona responsable de crear y sostener vínculos afectivos. Algunos la llaman “la molécula de la monogamia” o “la molécula de la confianza” para resumir en un solo concepto las emociones sobre las que actúa: enamoramiento, confianza, placer, amor, bienestar, alegría. Un círculo virtuoso en el que las relaciones humanas positivas estimulan la creación de oxitocina, al mismo tiempo que la presencia de esta hormona mejora la calidad de esas relaciones. En definitiva, ¿bioquímica para explicar por qué las marcas mantienen un vínculo sólido a lo largo del tiempo con su audiencia? Por supuesto que sí: oxitobrands.

Y, ¿qué son las oxitobrands?

Son marcas capaces de proponer valores humanos positivos, que sostengan la promesa de experiencias mediante el cumplimiento del compromiso más allá de las condiciones circunstanciales del contexto en que actúan; que enamoren, que sean inspiradoras y capaces de proporcionar a las personas sensaciones de alegría, placer, bienestar y confianza.

Oxitobrands es una nueva visión del branding emocional, el marketing de experiencias y la construcción de marcas. Una mirada que contempla la totalidad de los factores que intervienen en la creación de una plataforma de marca sólida; a la vez, redefine los alcances de la visión inspiradora y las causas de la empatía que ésta alcanza con cada individuo, garantizando su permanencia y crecimiento en el futuro.

Con casos actuales y una metodología clara para ayudar a consolidar las marcas como una fuente de valor para el mercado, Oxitobrands, marcas humanas para un mercado emocional es un libro de ágil lectura que aporta una herramienta a todos aquellos involucrados en la gestión de marcas ‒publicistas, especialistas en marketing, diseñadores, planners‒, que les ayude a entender este intangible desde una nueva perspectiva.


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