El Parque Natural de Oyambre, en Cantabria, ocupa parte de los municipios de Val de San Vicente, San Vicente de la Barquera, Comilllas, Udías y Valdáliga, abarcando una superficie de 5.782 hectáreas.
Es un parque litoral con playas y acantilados que se adentra hacia el interior a través de las rías de San Vicente y La Rabia. El conjunto queda envuelto por prados siempre verdes y, en el horizonte, el Monte Corona y los Picos de Europa. Recorrer el Parque Natural de Oyambre es sumergirse en un viaje estético a través de un paisaje plácido y excepcionalmente bien conservado.
Conocer el parque natural implica, al menos, 4 visitas: los acantilados, las rías, las playas y su interior verde esmeralda. Todos ambiente diferentes y en perfecta integración.
Visitar los acantilados
Podemos empezar la expedición visitando el Centro de Interpretación del Parque, situado cerca de la bocana de la ría de San Vicente de la Barquera. En sus exposiciones apreciaremos la gran diversidad de ambientes naturales que nos aguardan.
Al encontrarse sobre un acantilado, es el lugar ideal para conocer este ecosistema. Veremos que la vegetación se distribuye de acuerdo con franjas, la más expuesta a la influencia del mar, sin apenas suelo, se caracterizan por la presencia de especies muy especializadas, como el hinojo marino, el llantén de mar o el ajo silvestre. A continuación, aparecen las gramíneas y las esparragueras y finalmente la landa atlántica.
Son acantilados calizos, con importantes importantes procesos de karstificación que dan lugar a campos de dolinas de gran belleza.
En algunos puntos de la costa el microclima permite la presencia de especies mediterráneas, como acebuches, encinas, vides silvestres y aladiernos que se pueden ver, por ejemplo, en el Cabo Oyambre.
Perderse en las rías de San Vicente y de la Rabia
Retrocediendo desde los acantilados, llegaremos a la ría de San Vicente de la Barquera con las marismas de Pombo y Rubín, nutridas por los ríos Gandarilla y del Escudo. Un buen lugar para apreciar la ría es desde el puente de la Maza (S XV).
Las rías son zonas de convergencia entre aguas dulces y saladas y entre sedimentos fluviales y arenas aportadas por el mar. Además son muy dinámicas por las mareas, con zonas pantanosas cerradas por barras de arena. Todo ello configura un ecosistema muy rico y productivo que es aprovechado tanto por el hombre, para pescar y marisquear, como por las aves. Por ello desde el puente de La Maza, además de ver pescadores podremos divisar multitud de aves buscando alimento entre los lodos y praderas intermareales.
En las zonas pantanosas más alejadas del mar el agua se hace salobre, y da pié a la presencia de praderas de espartina, juncales y carrizales, en donde habitan anguilas, reos y lubinetas y entre las aves carriceros, rascones, limícolas, garcetas, zampullines y diversas especies de anátidas.
El recorrido costero desde el puente de la Maza hasta Comillas es muy recomendable. Alcanzaremos la ría de La Rabia en donde podremos ver con claridad la barra de arena que separa la desembocadura del río del mar y la evolución de la vegetación. Por su interés hemos propuesto una ruta a pie que parte desde La Rabia, recorre la marisma, atraviesa la duna, entra en la playa y vuelve por los prados. Muy recomendable!!
Durante el invierno es un lugar muy interesante para ver aves. En la ría de San Vicente es notable la invernada de anátidas y limícolas, y tanto en la ría de la Rabia como en la de San Vicente es frecuente ver especies poco comunes, como cisnes, barnaclas, garceta grande, etc. Un lugar muy recomendable para ello es en La Rabia, en donde se pueden ver multitud de especies a corta distancia.
Playas y dunas
Las grandes playas son quizás el paisaje más representativo de este parque. Tras el recorrido por la ría de La Rabia, podemos visitar la playa de Oyambre y percibir la experiencia del “pájaro amarillo” y la playa de Gerra y San Vicente, a continuación, donde la práctica del surf es una delicia.
En ambas playas veremos una vegetación exclusiva de arenales inestables afectados por el viento y la salitre. Esta vegetación evoluciona desde la línea de pleamar hacia el interior, desde las corregüelas, próximas al mar al hermoso nardo marino en las dunas fijas.
Son zona de correlimos, andarríos, chorlitejos, archibebes y todo un extenso elenco de aves especializadas en el alimento depositado en la zona intermareal.
Mirando hacia el interior
A lo largo del recorrido que hemos hecho, hemos atravesado suaves lomas siempre verdes, se trata de prados de siega acordes con el uso ganadero secular de la zona. En los lindes, saucos, peralillos silvestres, avellanos, sauces y majuelos son el mejor refugio de fauna: topillos, bisbitas, lavanderas o luciones, erizos, musarañas, ratones, sapos culebras, comadrejas, alcaudones, petirrojos, etc.
Si avanzamos aguas arriba por la ría de la Rabia rumbo a Rioturbio, llegaremos al pié del Monte Corona. Se trata de una zona forestal en explotación, con especies de crecimiento rápido (eucalipto y pino), que mantiene algunos rodales del bosque autóctono con hayas y roble.
En los rodales de bosque autóctono aparece prácticamente toda la diversidad faunística del bosque Cantabrico, tejones, martas, ardillas, lirones, salamandras, azores, gavilanes, arrendajos, zorzales, cárabos o zorros.
El monte Corona es un excelente mirador sobre el conjunto del parque.
El hombre en Oyambre
La economía del parque pivota básicamente sobre el sector turístico, principalmente en Comillas y San Vicente de la Barquera. Pero esto no ha sido siempre así. Comillas tuvo una época dorada en el siglo XIX gracias a visitas reales y aristocráticas y más tarde por el Seminario Pontificio de Comillas. San Vicente de la Barquera, por su parte, ha sido siempre un municipio eminentemente pesquero.
La Puebla Vieja de San Vicente de la Barquera fue declarado conjunto histórico artístico. Cuenta con varios edificios de interés rodeados por una muralla, los puentes del la Maza y el del Peral, el antiguo castillo, etc. Comillas también es conjunto histórico artístico por su iglesia parroquial, el conjunto de Sobrellano, la Universidad Pontificia y el Capricho de Gaudí.
La cocina de la zona satisface variados paladares. Compagina productos del mar, la montaña y el campo, dando lugar a una buena despensa bien servida de hortalizas de la tierra, pescados y mariscos, carnes de calidad, leche y quesos artesanos y dulces.
Sopas de pescado y de marisco, la merluza en salsa verde, los maganos encebollados con su tinta, las almejas a la marinera, el marmite de bonito, las sardinas asadas, bocartes, pulpo con patatas y las inmejorables rabas se conjugan con carnes y el afamado cocido montañés.
La importancia europea de Oyambre
Oyambre es espacio protegido Natura 2000 por el excelente estado de conservación de sus ecosistemas costeros y litorales y por constituir una representación única de hábitats prioritarios de la Unión Europea .
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