La pasada temporada titulé uno de mis post como “Cristiano y diez más”. Hasta hace poco, el portugués era el jugador que más desequilibraba al rival. Desde la pasada temporada, el juego del Real Madrid cambia cuando Özil está en el once. El alemán le da frescura a un equipo que en ocasiones se queda sin ideas, da asistencias y siempre se ofrece para recibir el balón.
El partido de ayer no iba a ser menos. El Bernabeu esperaba al equipo de Mourinho con incertidumbre por los dos tropiezos fuera de casa. El entrenador ha visto como la afición le respalda y no podía permitirse otro tropiezo.
La sorpresa estaba en el once, Lass salía de inicio dejando en el banquillo a Mesut Özil. Veinte minutos bastaron para que Mourinho, esta vez sí, se diera cuenta de su error. Özil saltó al terreno de juego con un marcador adverso y el equipo lo notó. Un 2 – 1 en el descanso les dejaba el encuentro más tranquilo para afrontar el segundo tiempo.
A los blancos les vino muy bien la expulsión de Di María al comienzo de la segunda mitad. El Rayo volvió a intentar acercarse a la portería de Iker y el Madrid aprovechaba las contras para seguir anotando goles.
El resultado final un 6 – 2 engañoso y que no debe servir para que los blancos se confíen. El mensaje para Mourinho está muy claro, Özil no debe estar en el banquillo si está para jugar, estamos en Septiembre y las rotaciones deberían empezar cuando el equipo esté mas asentado.
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