Revista Cine

Pa Negre.

Publicado el 29 marzo 2011 por Crowley
Pa Negre. “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”
Groucho Marx.
Pese a las quejas, infundadas y marcianas de cierto sector de la derecha más radical, que se rasgaban las vestiduras amargamente ante el triunfo de "Pa Negre" en la gala de los Goya, argumentando diferentes e irrisorios motivos por los cuales la la película de Agustí Villaronga habría recibido los premios que recibió [1]; pese a eso, decía, el film de Villaronga sale victorioso de cualquier subterfugio e intento de ostracismo. Y lo hace, única y exclusivamente, porque es una grandísima película. Simplemente por eso.
Pa Negre.
Villaronga es uno de los cineastas más interesantes e inclasificables que hay en nuestro panorama cinematográfico. Siempre comprometido con hacer de su cine una experiencia única, ha tratado de arriesgarse y de crear películas que no sirvan únicamente para hacer dinero, sino para estimular la mente de un espectador que Villaronga presupone, siempre, más inteligente de lo que otros directores creen que somos. Y con "Pa Negre", pese a ser su film más "comercial", ha vuelto a hacer prevalecer la premisa de que el espectador es inteligente (debido, lo de comerical, en gran medida, a la factura visual del film, mucho más accesible para la gran mayoría que "Tras el cristal", "El Mar" o "Aro Tolbukhin. En la mente del asesino").
Partiendo de dos libros de Emili Teixidor, "Pa Negre" y "Retrat d'un assassí d'ocells", Villaronga recrea en este film editado por Cameo, una arriesgada historia ambientada en la posguerra Civil española. Es de agradecer que no sea "otra película más" sobre el tema en cuestión (triste y vergonzoso como cualquier otra guerra) y que tenga una voz propia y un complejo universo personal alejado de convencionalismos (pese a que el protagonista sea una figura recurrente de los últimos años en este terreno, un niño) y, a que a pesar de que la guerra no está presente como tal, sí que podemos respirar ese aura de belicosidad en todo el metraje. No he leído ninguno de los libros de Teixidor, pero estoy seguro que Agustí Villaronga ha hecho la mejor adaptación posible de los manuscritos de los que bebe, pero poniendo en ello su impronta y sus inquietudes personales, llenándolo todo de parajes angustiosos, turbios, enfermos, en descomposición y asfixiantes.
Pa Negre.
"No hay nada más frustrante que la incapacidad de escapar" [2]. Y es que "Pa Negre" es eso, el amargo retrato, costumbrista, crudo y poético, de la incapacidad de escapar del horror, de las consecuencias de la barbarie de una batalla, de la miseria humana, no sólo económica, de la imposibilidad de sentirse libre (como los pájaros enjaulados que hay en el film) y de la pobreza material y de espíritu, de la cataluña profunda en este caso, pero extrapolable a cualquier otro lugar del país e incluso del mundo. Poco importan quién ha ganado la guerra o quién ha perdido, porque en realidad todos perdimos en aquellos días oscuros, con miles de muertos que aún rondan nuestro presente, y porque los supuestos buenos no son tan buenos y los malos tampoco son tan malos, tan sólo hay y habrá siempre, vencedores y vencidos, siendolos primeros los dueños de todo, incluso de la verdad más inmediata y el poder más absoluto. La historia, dura, de las que te dejan pensando durante días, es de esas que se agarran con fuerza a tus entrañas, retorciéndolas y llenándolas de desazón; y a pesar de ello, Villaronga dota al film de una belleza característica, simbólica y llena de poesía, incluso cuando se trata de rodar escenas tan impactantes como la inicial, la del caballo (que Villaronga enmarca en un bosque atemporal, como todo lo que ocurre, verde, frondoso, luminoso pero repleto de brumas matutinas, como si la magia y los fantasmas habitasen en él).
La película hace un ejercicio de reflexión sobre los ideales y las consecuencias de mantenerlos en primer plano incluso cuando la vida de uno está en juego. Siempre he pensado que toda persona debe luchar por sus ideales, siempre, pero también es verdad que algunas veces se me ha planteado la misma cuestión que se me ha suscitado viendo "Pa Negre". Si mi vida o la de los míos estuviese en juego, ¿tendría algún valor que yo siguiese fiel a mis principios sin importarme las consecuencias?, imagino que no.
Pero la película también habla, no podría ser de otro modo en semejante ambiente, de la pérdida de inocencia al descubrir el mal, los secretos y las mentiras que alberga el ser humano en su interior, pero también de la pérdida de inocencia a través del descubrimiento de la pulsión sexual (que tal vez, ese despertar y la fascinación del niño al ver el cuerpo desnudo de un joven bañándose en un lago cercano, al que ve como un ángel, ha sido lo que ha enervado a ciertas mentes prejuiciosas)
Pa Negre.
La película comienza y acaba con una muerte, y entre medias, un ejercicio de devastación moral. La primera, física, la última, espiritual, porque al final, esa última escena, es como una lápida que cierra un ciclo de vida en la historia del protagonista de la película.
Nuestra mirada atraviesa la ventana lleno de vaho, como la bruma que poblaba las primeras secuencias del film, y vemos cómo su madre se aleja, lenta, pesadamente, con más años pegados al cuerpo que los que tiene en realidad. Y es entonces, únicamente de ese modo, a través de lo borroso del cristal, a través del aliento contaminado de un niño que ya no lo es, que entendemos que su madre se marcha como si fuese una ensoñación, al igual que un recuerdo lejano que se difumina en nuestra memoria, porque, para él, para Andreu, ella ya no es más que eso, el triste vestigio ya olvidado (y permanentemente negado [3]) de un pasado que nunca más reconocerá como suyo. Porque su corazón, a base de desengaños, se ha vuelto tan negro, como el interior del pan con el que se alimentaba.
[1] Argumentos tan variopintos como que el "lobby" gay se unió para votar a una película con momentos de sexualidad ambigüa, o que los que se unieron fueron el bloque catalanista para premiar una película de su tierra, o que Madrid se había dividido entre Bollaín y De la Iglesia, o que si la Academia había decidido castigar a su ex-presidente...
[2] Emili Teixidor.
[3] Hay a este respecto dos frases a destacar en el tramo final del film:
"Si soy capaz de dejar a mi madre, por qué no voy a dejarte a tí"
y
"Ey Andreu, ¿quién era esa mujer tan rara?. 
 Una del pueblo, que me ha traído un paquete".

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