La arquitectura del pabellón, que se extiende sobre una superficie de 1.910 metros cuadrados, se centra en el arte de la hospitalidad. Es una estructura suspendida, un gran dintel de madera rodeada por un marco de vigas cruzadas y sostenido por cuatro pilares de hormigón que crean un espacio intermedio, un horizonte claro, típico de la arquitectura chilena.
El punto de acceso es una zona de relax con mesas y bancos. Al entrar los visitantes del pabellón se encuentra la “mesa de la cena,” chilena con todos sus sabores, aromas y colores. Un grupo de estatuas rojas, que representan a los agricultores chilenos, indica el camino a seguir. Un pasillo conduce a la sala de exposiciones con un área para catas y eventos.
La gran estructura de madera, con acceso por una rampa central, alberga una gran variedad de obras de arte en su mismo centro: fotografía, vídeo, multimedia, gráficos, muebles y esculturas. Un túnel rodeado por veinticuatro proyectores sincronizados sumergen al visitante en una experiencia de realidad virtual, en un barco de pesca en el mar o en los viñedos de Carmenere.
Todos estos elementos se combinan para ilustrar las diversas regiones y cultivos típicos, comunicar la diversidad de su territorio, el pueblo, los frutos de la tierra.
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