Revista Arquitectura

Pabellón swiss sound de peter zumthor

Por A-Cero Blog

En la recomendación de hoy os mostramos el Pabellón Swiss Sound de Peter Zumthor. Este proyecto se diseñó especialmente como el pabellón de Suiza para la Exposición Universal de Hanover del año 2000. Al tratarse de un pabellón para una Exposición, todo el proyecto trató de mostrar diferentes aspectos de la cultura suiza. El edificio tenía unas medidas de 50×50 metros y una altura de 9 metros, y estaba hecho principalmente de madera. Todo en el pabellón estaba relacionado con Suiza y los visitantes tenían la oportunidad de descubrirlo mientras paseaban por él.

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El proyecto trata de crear una arquitectura de los sentidos. Se crea una especie de representación en la que intervienen arquitectura, sonidos, palabras, comida, bebida y vestuario para crear un auténtico espectáculo para los sentidos. Toda esta representación tiene lugar delante de los visitantes del pabellón.

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Peter Zumthor concibe los espacios a través de la experiencia. Para que la arquitectura sea una experiencia completa debe apreciarse con todos los sentidos, debe crear una experiencia sensorial. Por ello el edificio se llama “Caja de Sonido” o “caja de esencias”. El pabellón es permeable y se puede acceder a él por cualquiera de sus lados, lo que hace que cada visitante tenga una experiencia diferente en esta atmósfera cambiante.

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La Caja de Sonido consiste en una serie de “muros” de madera que forman una especie de laberinto permeable y abierto por todos sus lados. Una serie de pasillos interconectados dan paso a patios y habitaciones interiores. Se trata de una arquitectura permeable a la climatología y que contiene espacios en los que incluso llueve, pasa el viento y entran los rayos del sol. Esto se consigue a través de la disposición en malla de rectángulos colocados a lo largo y a lo ancho alternativamente. Esta retícula está formada por varios muros paralelos, ubicados unos muy cerca de los otros, creando una serie de corredores entre ellos. Las paredes son permeables a la climatología al estar conformadas con vigas de madera apiladas.

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Durante la duración de la exposición el pabellón se convierte en una especie de caja de resonancia. Al aroma a bosque y al sonido del crujir de la madera secándose, se añaden las melodías que un grupo de músicos tocan y las voces de solistas que improvisan y reaccionan a los cambios de la música. Músicos y cantantes se van alternando diaria y semanalmente para hacer brillar al pabellón con el sonido. Es un cambio constante. La música cambia de ritmo, melodía, dinámica y timbre de acuerdo con unas normas de composición a las que los cantantes se adaptan. De ésta manera el pabellón se convierte en una caja de sonido, un instrumento enorme por el que se puede pasar.

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El interior del pabellón consiste también en luces y sombras. Proyectores colgados del techo trazan diseños en forma de letras sobre las vigas de las paredes. Esta luz proyectada hace resaltar los detalles de la rugosidad de la madera. Estos proyectores arrojan luz artificial a veces para crear espacios íntimos con pequeñas frases o palabras; y a veces espacios grandes donde párrafos de texto figuran como pancartas en el espacio. Volúmenes de luz escrita muestran el camino a los visitantes y les invitan a demorarse. El visitante no está obligado a leer éstas palabras, pero la luz, involuntariamente, capta la atención de la mirada e incita a leerlas. Estas frases y párrafos forman un collage multilingüe de textos relacionados con Suiza (citas literarias, fragmentos de poemas, canciones folklóricas o simples datos estadísticos). Crean una serie de asociaciones en la Caja de Sonido.

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Las vigas que forman las paredes son todas del mismo tamaño. Están separadas con otras maderas y apiladas como si de un secadero de madera se tratase. Las paredes están unidas con barras a tensión y muelles de acero. Otra serie de vigas, puestas perpendicularmente al nivel de la cubierta, cubren el espacio interior del pabellón y rigidizan el conjunto. Toda la estructura trabaja solamente por comprensión y por la fricción de las vigas entre si causada por el apilamiento de éstas. La unión mediante tirantes y muelles de acero permite el cambio dimensional de las maderas al secarse y es acorde con el carácter temporal del edificio. Ni un solo tornillo, clavo, pinza, estaca, agujero o gota de pegamento se utilizó para la puesta en obra del proyecto.

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Toda la madera utilizada para el pabellón es de origen suizo. Las maderas transversales son de alerce, mientras que las vigas longitudinales son de madera de pino. Se utilizaron unas 45.000 vigas de madera para su construcción. Para el pabellón se utilizaron cerca de 3.000 m3 de masa biológica. Las varas y muelles que se utilizaron para unir los muros de madera eran de acero.

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