Como muchos, Pablo Álvarez, el gran capitán del C.D. Waterpolo Turia, llegó al deporte del balón amarillo a través de la natación. Siguiendo el ejemplo de su hermano, y en parte porque su madre estaba en la junta directiva del C.N. Don Bosco, ingresó en ese club. Ahí conoció a Vicente Vidallach, quién lo llevó consigo a la edad de 14 años para emprender la aventura del Waterpolo Valencia. Al principio, confiesa, todo comenzó como una diversión, pero poco a poco se fue convirtiendo en algo más, una pasión, que fue creciendo a medida que lo hacía el club, y que ha terminado por convertirse en una parte indisoluble de su vida.
¿Qué espacio de tiempo ocupa el waterpolo en tu rutina diaria?
Cuando estaba cursando la carrera tenía que asistir a clase de 8 a 11 de la mañana y luego directo a entrenar de 12 a 14. Tras un pequeño descanso para comer, a las 15:30 entraba de nuevo a clase hasta las 19:30, hora que volvía a la piscina hasta las 22. Los miércoles por la tarde teníamos fiesta, la que aprovechaba para trabajar en el Zara descargando camiones. Me encantaba ese ritmo de vida, ahora que he terminado la carrera y sin encontrar trabajo como medio país, echo de menos ese ritmo frenético.
¿Cuál ha sido tu mejor momento en el waterpolo? ¿Y el peor?
Sin ninguna duda el ascenso que vivimos de 2º nacional a 1º. No solo por el mero hecho de ascender con un equipo que no era el mejor de la liga, sino la gente que componía ese grupo hacía más especial ese año al igual que esta temporada. Nunca he tenido malos momentos en el waterpolo, solo disfruto con este deporte. Aunque seguro que la gente piensa que un descenso es un mal momento, están equivocados, ese año fue espectacular, lo unidos que estábamos pese a solo ganar un partido, además fue sin ninguna duda el primer paso para llegar donde estamos ahora.
¿Sientes una responsabilidad adicional al ser el capitán del equipo?
La única responsabilidad que siento es llevar bien al equipo, algo muy fácil debido al grupo humano que hay formado. Además dar ejemplo a los pequeños y recordar a los de fuera lo que nos ha costado llegar hasta aquí.
¿Cómo ves la situación del waterpolo en Valencia?
Mucho mejor al paso de los años. Cuando yo empecé con 14 años, solo podía disputar partidos contra 4 o 5 equipos diferentes de la comunidad, ahora, gracias a gente que salió del antiguo Aguas de Valencia que nutre muchos equipos de aquí, ha subido ese número y calidad de equipo. ¿Qué significa el waterpolo para ti?
Muchísimo, ya que en el momento de entrenar suelo olvidarme de todo lo malo y disfruto de lo que más me gusta, siempre rodeado de amigos, es el mejor momento del día.
¿Qué representa el C.D. Waterpolo Turia para ti?
Demasiado ya que no solo me ha formado como jugador, sino como persona que es más importante.
¿Cuáles son los valores que destacarías del club?
Cada semana Rubén nos recuerda cuáles son esos valores: Compañerismo, humildad y cuando consigamos todo esto llegará la ambición. Además ya desde pequeños Vicente intenta inculcar estos valores.
¿Cómo evaluarías la experiencia que estáis viviendo en División de Honor?
Inolvidable. Jugar contra los mejores es un premio que muchos del equipo aún no valoramos.
¿Cuándo termines tu carrera de jugador te gustaría seguir ligado al mundo del waterpolo? Si es así ¿En qué puesto?
Desgraciadamente no estoy capacitado para ocupar un puesto, pero lo que sí que tengo claro es que cuando esto termine, seguiré acudiendo a la piscina donde quiera que el Turia juegue.
¿Quieres agregar algo, lanzar algún mensaje, agradecimiento o reflexión?
Me gustaría mandar un mensaje de agradecimiento, a los dos presidentes que he tenido (Vicente Vidallach e Ignacio Furió), ya que gracias a ellos hemos podido disfrutar del waterpolo en Valencia sin darles nada a cambio, GRACIAS.