Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2021.
Una triple lectura del Evangelio guía la escritura de Pablo d'Ors en Biografía de la luz, su reciente ensayo, que acaba de aparecer en Galaxia Gutenberg.
Continuación natural de la muy celebrada Biografía del silencio, esta Biografía de la luz, subtitulada Una lectura mística del Evangelio, es un nuevo fruto de "la práctica de la meditación que ha ido colonizando mi vida", escribe en el Prólogo, donde resume esa triple vía de acercamiento al texto evangélico en estos párrafos que anuncian como en una obertura las líneas maestras sobre las que se sostiene este ensayo, escrito con la prosa serena, exacta y profunda que caracteriza la obra de Pablo d'Ors:
Las perspectivas que han guiado mi escritura han sido tres: la existencial (los dilemas vitales que el texto plantea), la meditativa (el evangelio como mapa de la consciencia) y, por último, la artística (sus principales metáforas e imágenes arquetípicas).Lectura existencial significa que la pregunta ¿quién soy yo?, está detrás de cada uno de mis comentarios. No se trata, evidentemente, de una pregunta que admita respuestas definitivas, acaso ningún tipo de respuesta: no es un dilema que haya que resolver, sino más bien un horizonte con el que hemos de convivir. Mantener esta pregunta viva es ya empezar a responderla. Como ningún otro texto del mundo (al menos que yo conozca), el evangelio presenta de mil y una maneras -con evocadoras imágenes, historias iniciáticas y sentencias inolvidables- esta eterna e irresoluble pregunta. Nunca he leído un texto que, como el evangelio, me abra tanto a las paradojas de la vida, que son la puerta para maravillarnos de su grandeza. Sobre la lectura meditativa quiero advertir que esta Biografía de la luz no se plantea de forma meramente temática (parábolas, milagros, encuentros...) y hasta cierto punto cronológica (infancia, vida pública, pasión, pascua...), sino que pretende ser algo así como la semblanza íntima de todo meditador: una suerte de plantilla para entender la propia experiencia contemplativa. Porque una vez que se inicia la aventura del silencio interior, una vez que se vislumbra el horizonte y se disciplina uno para caminar hacia él, con lo que todo meditador se encuentra es con la oscuridad que tiene dentro. Sólo sorteando las trampas de su mente y acogiendo en su corazón esa palabra que nace del silencio, llegará ese meditador, tras mil y una peripecias, al descubrimiento del Yo soy. Confío que esta vertiginosa síntesis haga comprender, al menos a quienes ya están en el camino, que este libro ha sido pensado como un itinerario interior. Este planteamiento es seguramente singular, en la inabarcable bibliografía sobre Jesús. Ni que decir tiene que hay otros autores que han leído e interpretado el evangelio desde una clave similar o complementaria. Abundan hoy los manuales de cristología y, sobre todo, las aproximaciones al Jesús histórico, cada vez mejor documentadas. Su valor es indudable, pero mi punto de vista es otro: una aproximación al Jesús místico y, sobre todo, al Cristo interior, faro de luz para todos. Lejos de mi intención, sin embargo, querer quedarme sólo con el Cristo de la fe. Quien crea que pierdo o difumino la particularidad de la figura auténtica de Jesús de Nazaret, no habrá entendido en absoluto el propósito de esta obra.
Con lectura artística, apunto a mi deseo de que la Biografía de la luz sea también algo parecido a un manual poético de la interioridad. De ahí que presente algunas de las imágenes para mí más evocadoras del evangelio -de las miles que contiene. Al fin y al cabo, Jesús no fue sólo un profeta, sino un extraordinario poeta que captó como pocos las aspiraciones y oscuridades del corazón humano y que supo expresarlas con admirable belleza.
Biografía de la luz también el resultado de un arduo proceso desde la sombra hasta la luz, de un itinerario espiritual que abordan sus ciento cinco capítulos en torno a episodios evangélicos, ordenados en una secuencia de once secciones y encabezados por referencias aforísticas tan sugerentes como estas, que se explican porque -como afirma en una de ellas- la mística necesita de la poesía: Viajar para encontrar espejos; La oscuridad es sólo una luz que todavía no lo sabe; Descubrir en la propia herida la herida del mundo; Una poética del espacio; Encontrarse con lo oscuro; Estar en el mundo sin ser de él; La caída como principio del ascenso; En el nombre de la fuente, del campo y de la energía o La luz no es más que una sombra alumbrada.
Etapas de un camino hacia la luz desde una propuesta meditativa y existencial que parte de un proceso vital que resume así su autor en el Epílogo:
Empecé a escribir sobre la luz en una época en que me ahogaba en mis propias tinieblas. Los libros cuajan y sellan cambios personales, esa es la condición para que estén vivos. El camino de la vida -como el de la escritura- hay que hacerlo de noche; es al final del camino cuando se comprende que era un camino de luz. Luz y noche son una misma cosa: las dos caras de la misma moneda. La luz es la sombra alumbrada. La sombra es la noche en espera de luz. Esta biografía de la luz empezó a ver la luz en un momento para mí particularmente tenebroso. Quizá deba ser así: la luz nace en medio de la oscuridad. No deja de sorprenderme, sin embargo, que el caldo de cultivo de lo luminoso sea precisamente lo sombrío [...]