Con este provocativo título no quiero comparar ambos líderes políticos ni sus respectivos procesos históricos en sus países, sino sacar a debate un tema que puede ser de mucha importancia en el caso en que Podemos, el partido pujante por el título del poder ejecutivo liderado por Pablo Iglesias, tenga la posibilidad de ganar (posibilidad cada vez más real). El tema no es sino el papel de las Fuerzas Armadas en el escenario en el que en España se establezca un proceso soberanista (porque de eso se trata, de retornar la soberanía al conjunto del pueblo español y quitárselo a los grandes bancos, empresas y los órganos económicos de la Unión Europea). Hagamos por lo tanto un poco de realpolitik otorgándole al ejército un papel importante en las democracias tardocapitalistas occidentales, un papel que nunca ha dejado de tener pese al auge del aparato ideológico y consensuador (la parte no coercitiva) del Estado. Como ejemplo actual, el teniente Segura, oficial perseguido por los altos mandos militares por “filtrar” informaciones de cómo el exacerbado chiringuito militar se mantiene a costa de todos los contribuyentes, publicaba hace unos días un artículo sobre el consejo de los altos mandos militares a Podemos de “entender la cultura militar” y respetarla… (http://blogs.publico.es/un-paso-al-frente/2014/11/10/los-generales-quieren-explicarle-a-podemos-su-cultura-militar-el-famoso-made-in-fas-con-tanques-y-a-lo-loco/)
Para analizar el papel del ejército y su importancia en el juego democrático y en el establecimiento de procesos soberanistas, es preciso hacer un repaso de la biografía del difunto Hugo Chávez Frías. Tuvo una educación militar desde 1971 cuando ingresó en el Ejército Nacional de Venezuela. En 1982 fue cofundador del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), una suerte de asociación marcial para poner fin al turnismo del Punto Fijo (reparto electoral corrupto entre los dos grandes partidos, al más puro estilo Cánovas y Sagasta) de inspiración socialista y bolivariana. Estaba compuesto por oficiales de rango medio con una ideología progresista y latinoamericanista. Antes de esto y a raíz del foco guerrillero de Fidel Castro en Sierra Maestra, Cuba, se creó en Venezuela en 1962 (como en tantos otros países latinoamericanos) un ejército guerrillero de liberación, el FALN, para derrocar al gobierno de Rómulo Betancourt. El líder el ilegalizado Partido Comunista de Venezuela, a la sazón líder del FALN, Douglas Bravo se dió cuenta de que la estrategia de lucha guerrillero en Venezuela no era posible y optó por una estrategia un tanto diferente: infiltrarse en el Ejército de Venezuela para reformarlo y empujarlo a una reforma del Estado. Cabe decir que las dos únicas estructuras que tenían presencia a lo largo y ancho de Venezuela eran la Iglesia y el Ejército. Ni siquiera el Estado tenía presencia en todos los territorios.
De esta manera, Hugo Chávez fue uno de los primeros cadetes infiltrados en el ejército cuya misión principal era reformarlo y darle un contenido bolivariano y progresista. Tras la creación del MBR-200, un joven Hugo Chavez, harto de la represión policial y militar a un pueblo que muerto de hambre sólo pudo estallar en el Caracazo de 1989 como respuesta a la grave crisis social y económica, hizo un intento de Golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, el cual fracasó y por el cual entró en prisión durante dos años. Tras esos dos años de reclusión, fue indultado por el siguiente presidente.
Los siguientes pasos son bien conocidos por todos: creación del Movimiento V República desde el MBR-200, triunfo en las elecciones de 1998 y todo el increíble trayecto del comandante Hugo Chavez, cuya impronta dura hasta nuestros días. No obstante la enseñanza va mucho más allá del ejército como núcleo del futuro gobierno, de un actor político progresista o de un productor de líderes. El Ejército de Venezuela fue y sigue siendo uno de los pilares fundamentales sobre los que reposa el gobierno bolivariano y su mantenimiento en el poder, en esto están de acuerdo todas las ideologías. Sin este pilar fundamental, el edificio ingeniosamente construido durante 16 años se desintegraría estrepitosamente.
El 11 de Abril de 2002 la derecha venezolana con abierto apoyo de los Estados Unidos y del entonces presidente español J.M. Aznar (ver cables de Wikileaks) organiza un golpe de Estado al legítimo gobierno de Hugo Chávez y es secuestrado por una parte del ejército. Dos días después, con una tensión en las calles sin precedentes, Hugo Chávez es liberado y se pone fin a la intentona golpista de la derecha. “Todo 11 tiene su 13” se cantaba por las calles, ilustrando con este cántico el poder del pueblo que al día siguiente del golpe de Estado bajó de los cerros y ocupó las calles de Caracas para que Hugo volviera. Sin embargo, ¿fue el luchador pueblo llano caraqueño el que liberó físicamente a Hugo Chávez? Los analistas dieron un papel fundamental a la brigada de paracaidistas que liberó al Comandante y al inmobilismo de la mayor parte del ejército durante el Golpe para no apoyar a la derecha. Hoy todo sería muy diferente si la respuesta de las Fuerzas Armadas hubiera sido otro…
Chávez lo tuvo muy en cuenta y lo que hizo en seguida fue poner de número tres a otro líder de formación militar Diosdado Cabello y posteriormente planteó la creación de las Milicias Obreras y la democratización del ejército. En otras palabras, quiso hacer entrar en el Ejército más elementos trabajadores y del pueblo para fortalecer este pilar fundamental. Esta revolucionaria nueva doctrina militar bolivariana planteó al fin y al cabo la “incorporación del pueblo” a la defensa nacional como manera de blindar el proceso bolivariano y protegerlo de los golpes de Estado anti-democráticos de la derecha. El último Golpe, de Abril de 2014 pese a ser continuado al estilo transportistas con el gobierno de Allende, no tuvo graves consecuencias gracias en parte al ejército.
La mayor enseñanza que podemos sacar de los párrafos planteados arriba es que un actor político genuinamente conservador y en el caso español tradicionalmente bastante reaccionario puede reformarse desde dentro y sobre todo puede adquirir un cáliz progresista y actúe como tal. Las Fuerzas Armadas en España no fueron para nada depuradas de sus elementos franquistas con la “modélica transición”. De hecho todos los oficiales de bajo rango que se educaron en los valores más fascistas anteriores siquiera a la pre-transición son hoy la cabeza de gobierno militar, el conjunto de generales y coroneles del ejército.
En el poco a poco más probable caso de triunfo de la formación política Podemos, con Pablo Iglesias al frente, en las siguientes elecciones, si su programa soberanista no solo se cumple sino que se radicaliza es probable que se escuchen ruidos de sables en esta institución arcaica. ¿Tolerarán unas medidas de “democratización de la economía”, de persecución a los grandes defraudadores de las grandes empresas y bancos y el hipotético establecimiento de una soberanía REAL del pueblo español? Tal vez estas perspectivas sobre Podemos sean más en lo programático que en lo electoral completamente optimistas o radicalizadas. Pero de eso se trata, de ir hasta el final de razonamiento y preguntarnos, desde una óptica de la realpolitik y teniendo en cuenta los incontables golpes de Estado presentes no solo en el siglo pasado sino en el actual (el más cercano en el espacio-tiempo sea tal vez el de Ucrania… algo que rompe todos los esquemas) ¿cuanto tiempo podrá durar al frente del gobierno Pablo Iglesias sin, por lo menos, unos cuantos guiños y un firme acercamiento a las Fuerzas Armadas?
Debemos aprender de las lecciones que la Historia deja entrever y “curarnos de espanto” antes de que los problemas ocurran. Un análisis pormenorizado del ejército español y sus posibilidades en un futuro cercano se hace necesario. ¿Casos como el del teniente Segura, que no es más que un resquebrajamiento más de un elemento configurador del bloque histórico del Régimen del 78, son el preludio de una toma de conciencia por parte de (definámoslas así) personas que seguirían un proyecto soberanista y por lo tanto nacionalista y que de hecho están armadas?
Desde la óptica liberal y posmoderna, caracterizadas ambas por un análisis muy pobre de la Historia, el acontecimiento de la Revolución de los Claveles de 1974 y el papel fundamental de las Fuerzas Armadas no tuvo un análisis medianamente serio, como tampoco lo es el de la toma de poder de Chávez. El trabajo de infiltración por parte de la izquierda en los dos casos es testimonio de la necesidad de “tener al ejército de nuestro lado”, fundamentalmente para no tenerlo en contra. Si ahora en España, salvando todas las distancias y diferencias, nos encontramos en la antesala del 1998 venezolano, debemos estar preparados y preparadas para el futuro Golpe de Estado de nuestro 2002. Necesitaremos muchos más hombres armados como Riego y Segura para, paradójicamente, defender los procesos de democracia plena, real y transformadora.
Por último no viene mal recordar las simples pero profundas palabras de uno de los especialistas de la Revolución: Lenin.
Es requisito de toda revolución que el ejército deje de ser leal a las clases dominantes.