En menos de tres años, Pablo Iglesias ha pasado de ser el chico de Vallecas que vivía con su abuela a ser el dueño de una villa en urbanización de empresarios y millonarios. al haber aumentado su patrimonio durante su etapa política. En ese mismo periodo, el partido que él dirige, Podemos, ha entrado en un profundo declive, dividido y desmoralizado, tras perder millones de votos y padecer un liderazgo cargado de errores.
Su partido nació pujante, recogiendo en su seno a los indignados y a los decepcionados por la suciedad de la democracia española y la indecencia de los dos grandes partidos, el PSOE y el PP, pero Iglesias lo destrozó en poco tiempo, acabando con su universalidad, su impulso ciudadano, su capacidad de despertad ilusión y esperanza y sus valores populares, convirtiéndolo en sectario, vertical, antidemocrático y comunista.
Unidas Podemos, bajo la dirección desgraciada de Iglesias, se ha deteriorado tanto que ahora parece un cadáver, víctima de descontento, división interna y un profundo sectarismo que le ha llevado a perder el apoyo de millones de españoles.
Con la credibilidad perdida, con su partido dividido y con sus amigos en desbandada, Pablo Igesias es un cadáver, aunque él no lo sepa. Por eso pugna y patalea, suplica y mendiga para obtener puestos en el gobierno. Como cualquier partido de izquierda, sabe que los suyos le mantendrán en el poder y no lo crucificarán sólo si reparte poder y dinero, si consigue controlar parte del presupuesto.
Es su única salida y su único billete para evitar ser despedazado.
Francisco Rubiales
