El líder de Podemos sabe cómo sacar al continente europeo de la crisis económica pero no cree estar preparado para ser concejal. Esta es tan sólo una de las varias docenas de contradicciones que pudimos anotar, mientras Iglesias desgranaba a toda velocidad su catálogo de consignas en la entrevista que anoche le realizó Ana Pastor. Gran Misa, la de anoche en La Sexta, gracias a la cual muchos espectadores pudieron comprobar el grado de rigor, solvencia y análisis profundo de las grandes cuestiones macroeconómicas que vertebran el discurso del partido de moda en los ambientes progresistas destepaís.
La primera demostración de que Iglesias iba con el piloto automático a la entrevista surgió con la pregunta inicial, relativa a lo que propone para acabar con el paro así, en cuestión de unos meses. “Auditar la deuda, hacer que paguen los ricos y acabar con los paraísos fiscales”, vino a responder el líder de Podemos, una medida inútil, otra puramente metafísica y una tercera fuera del alcance de cualquier Gobierno. Hasta Ana Pastor, que cuando tiene a un progresista delante no se pasa de intransigente, tuvo que llamarle la atención educadamente sobre la dimensión eminentemente absurda de lo que Iglesias le acababa de soltar. Más sorprendida quedó todavía la periodista cuando el ilustre entrevistado le contó que, según su madre, cobrar ocho mil euros al mes tiene que ser ilegal, probablemente producto del narcotráfico. La contrastada agudeza de Iglesias no le dio anoche para percatarse de que la persona que tenía enfrente gana al mes probablemente más de esa cantidad, una afrenta que, de haber partido de otro entrevistado, a buen seguro hubiera tenido una respuesta muy distinta por parte la directora del programa. Anoche, en cambio, la cosa no pasó a mayores porque entre progresistas estas torpezas se disculpan con naturalidad.
Ana Pastor nos leyó a muchos la mente cuando, acto seguido, preguntó al líder izquierdista de dónde pensaba sacar el pastón necesario para pagar esa renta básica destinada a todos los ciudadanos que recoge Podemos en su programa. Hablamos de 250.000 millones de euros de gasto público para esta partida, en un país cuyo Gobierno recauda 240.000 millones por todos los conceptos, incluidas las cotizaciones de la seguridad social. O sea que, dejando de pagar las pensiones, la sanidad, la educación, la Justicia, los sueldos de los funcionarios y, lo que es aún más grave, las políticas de igualdad de género, todavía faltarían 10.000 millones para darnos a todos esa paga anunciada por Pablo Iglesias en cuanto llegue al poder. No está mal para un partido que, según su máximo dirigente, elabora sus propuestas previa consulta con un elenco numerosísimo de profesores universitarios, lo que sirve para explicar una vez más de por qué la Universidad pública española es el hazmerreír mundial.
ADVERTISEMENTPero esas son cuestiones de detalle de las que Iglesias se zafó como pudo, porque lo que a él le interesa es apelar a las emociones del ser humano con asuntos como la desnutrición infantil o la desigualdad. Las cuentas, los números, en otras palabras, la realidad, es cosa de neoliberales. Al fin y al cabo, como le dijo a Ana Pastor bajando la mirada, él es sólo “un humilde portavoz”. Para llorar, pero de verdad.
He copiado la entrada, de verdad, lo reconozco, pero no se podía decir más con menos. Sin preparación para ser concejal de pueblo, se empeña en cambiar el rumbo de Europa y la eocnomía de este país, dando seiscientos cincuenta euros a cada ciudadano por el hecho de serlo. No me lo puedo creer.