Pablo Iglesias es un ejemplo para la gente que quiere conseguir cosas. Hay que bajar hasta los infiernos. Si hace falta ir a la cárcel a negociar se va. No pasa nada. Ni siquiera importa que los socios del PSOE en el Gobierno de España se incomoden. Don Pablo es un chico de barrio aunque ahora viva en un chalé de señorito.
No sé si conseguirá el sí de los independentistas a los Presupuestos del Estado que suben el salario mínimo a 900 euros. El tal Junquera que está en la cárcel por la proclamada independencia de la Nación Catalana está en otra cosa, es decir, en la Independencia, en el amor a su patria catalana. Los Presupuestos no entran en sus preocupaciones. Pero don Pablo sabe negociar. Algo le prometerá a cambio de un sí a los Presupuestos. ¿Qué será? Cualquier cosa, incluido el referéndum legal. Pablo es un chico que gana elecciones entre los suyos y espera ganar un sí en el referéndum legal de la Cataluña independiente que se independiza con un 50% de catalanes que no quieren dejar de ser españoles.
A mí me parece bien que Pablo Iglesias vaya a la cárcel a negociar y a visitar al señor Junqueras. Pablo es un hombre sensible. Seguro que visita a otros presos y se interesa por la situación de los reclusos que no reciben más visitas que las de sus familias o que no reciben ninguna visita porque eso de tener un pariente entre rejas no anima a visitarlo. La visita a la cárcel de Pablo Iglesias dará mucho de sí. No me extrañaría que anunciara mejoras en las cárceles españolas. Algo verá por allí que necesita una mejora social. Como les dije, Pablito es un chico sensible, sobre todo desde que es padre de familia gemelar.
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