Revista Política

Pablo Iglesias otra vez

Publicado el 21 noviembre 2014 por Alejandropumarino

Pablo Iglesias otra vez

El flamante secretario general de Podemos se sometió anoche al tercer grado de la periodista Ana Pastor y lo confesó todo. En caso de llegar a la Moncloa confesó que no sabe de dónde va a salir el dinero para financiar todo lo que promete, que no va a implantar una renta universal, que no va a hacer una “auditoría ciudadana de la deuda”, que no va expropiar las viviendas a los bancos y que no va a hacer un referéndum sobre monarquía o república, que son las cosas que venía afirmando con total tranquilidad hasta que la Pastor lo cogió anoche por banda y le dijo, “ven pacá y siéntate, que vas a ver lo que le hago yo a los de la casta como tú, chaval“.

La necesidad de centrar el discurso político de su formación es imprescindible para el Sr. Iglesias, que como él mismo afirma, lidera un partido transversal que pretende obtener votos tanto entre el ciudadano de perfil progresista como en aquel más próximo a ideas liberales, es decir, en el caladero de los simpatizantes de un partido popular en horas más que bajas con relación a la actitud de sus propios líderes. La nacionalización de la banca, la auditoría ciudadana o la renta universal no parecen tan posibles cuando sí lo es alcanzar puestos de responsabilidad política, o incluso, ganar las elecciones generales. El fenómeno Podemos recuerda el felipismo de 1.982, que triunfó con la idea de un cambio que nunca se produjo y con la prmesa de crear ochocientos mil puestos de trabajo que, como se diría después en el chascarrillo de turno, quedaron en “ochocientos o mil”; pero que lo acerca peligrosamente a los partidos de la casta a quienes critica abiertamente y afirma no pertenecer. Probablemente, una victoria del Sr. Iglesias nos conduciría a una situación política poco diferente de la actual, tal vez con un impuesto a las grandes fortunas, que tendría más de efectista que de recaudador y una renovación que verdaderamente se hace imprescindible, de la administración y de los cargos de confianza o de libre designación, así como de las relaciones entre los políticos y las empresas privadas. La corrupción, como mal generalizado entre los diferentes partidos políticos, es una de las principales preocupaciones de los españoles, a quienes les cuesta demasiado llegar a fin de mes, como para que los dirigentes de turno dilapiden el dinero público en inservibles obras faraónicas que les permiten la percepción de sustanciosas comisiones; la renovación de Podemos no ha superado aún la vacuna determinada por la cuota de poder y, como cualquier otro, tiene presunción de inocencia. Veremos qué sucede cuando adquieran responsabilidades institucionales y/o de gobierno, y hasta entonces, el giro hacia la imprescindible moderación, centra el nuevo discurso del líder mediático que ha cambiado sustancialmente sus propuestas desde que el fenómeno social se aproxima a las posibilidades reales de gobierno.


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