Política, Qué país
Sucedió lo que muchos pensábamos que, más pronto que tarde, iba a suceder. Pablo Iglesias es otro vendedor de humo. De los buenos. De esos que te hacen aspirarlo profundamente y luego acabas tosiéndolo asqueado. El mesías de aquel reivindicativo y necesario 15-M, del que pocos se acuerdan, se ha quitado de encima a todos sus rivales en Podemos, se ha arrancado sus caretas y ha decepcionado a miles y miles de votantes con sus proclamas y contradicciones. Le puede el ego, el YO, y encima no lo oculta. La culminación ha sido este cartel que simboliza la egoestupidez.
"Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo"
Albert Einstein (1879-1955)
VuELve el amado líder. Él y sólo él en un partido que aparcó definitivamente aquello de las asambleas. El mismo que supervisó y dio el visto bueno a ese cartel, puño en alto, y a las pocas horas ordenó retirarlo por la marejada fuerte marejada que causó en las redes y entre los suyos.
Así seguimos. Malamente. Con chiripitifláuticos y vendedores de humo manejando la cosa pública, esa que pagamos y soportamos todos. Maldita esta era antihistórica plagada de oportunistas al asalto de escaños, instituciones y dinero público. Que pase pronto, que se vayan todos a casa y que vuelva el oxígeno.