El Sr. Iglesias, antes de resultar electo democráticamente como parlamentario europeo, recibió del Sr. Blesa y de manos del Príncipe de Asturias, una beca de trece mil euros para estudiar en el Reino Unido; ahora firma que ese fue uno de los momentos en los que peor se sintió en su vida, y yo lo creo porque a D. Pablo puede salirle un sarpullido con solo sentir la presencia de un miembro de la familia real, cuanto más por saludarle amigablemente. Pero el euro es el euro, y la cantidad merecía la pensa de modo que el sacrificado progresista se pue para allá, eso sí, negándose a vestir de etiqueta. O sea, dicho de otro modo, el no vestir de traje es otro modo de imposición de la vestimenta. Me explico: El cuidado descuidado que luce el político adalid del progresismo, no puede considerarse en modo alguno menos alienante que la etiqueta tradicional; al contrario: Quien habitualmente utilice un traje clásico, es muy libre de vestir al modo aparentemente descudidado de D. Pablo, pero éste no puede ponerse una corbata por cuestiones de alergia ideológica. Una chiquillada sin sentido, propia del progresismo militante que presume de desenfado mientras luce ropa informal de Armani, al acceso de bosillos privilegiados por esta suerte de defensores de la igualda. Pero unos más iguales que otros, como siempre.
Por cierto pulsando el botón derecho del ratón y seleccionando ver imagen, obtendrán una visión ampliada del Sr. Iglesias junto a Blesa y estrechando la mano al Príncipe de Asturias. No se la pierdan.