Revista Comunicación

Pablo Iglesias vs Pedro Sánchez

Publicado el 24 septiembre 2014 por Elchesemueve Alberto Díaz Calatayud @Elchesemueve
Pablo Iglesias vs Pedro Sánchez

Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE, ha rechazado un debate televisivo con Pablo Iglesias, líder de Podemos. Hasta aquí todo parece normal, sin embargo, hay que matizar y explicar los motivos que han llevado a Pedro Sánchez a no querer un cara a cara con Pablo Iglesias y que parece ser más propio del temor al ridículo que a otra cosa. Vamos por partes.

Hace una semana, más o menos, se le espetó a Pedro Sánchez si pactaría con otros partidos de nueva hornada, refiriéndose -aunque sin decirlo el entrevistador- a Podemos. La respuesta de Pedro Sánchez fue ambigüa, por decirlo de manera suave:

No pactaremos con el populismo

El periodista insistió en preguntar si se refería a Podemos, pero el Secretario General del PSOE no se mojó en ningún momento, repitió, como si de un loro se tratara, la misma frase antes mencionada. Hay que recordar que la palabra populismo no está registrada en la Real Academia Española, aunque sí podemos encontrar su definición en otros diccionarios. Dice así: "Doctrina política que pretende defender los intereses de la gente corriente, a veces demagógicamente". Por lo visto no parece nada malo, ya que especifica claramente que la demagogia no le pertenece en todo su espectro, sino que puede caer en la misma. Defender a la gente corriente tampoco creo que sea nada malo, más bien al contrario, pero parece que Pedro Sánchez no se ha molestado en descubrir qué significa populismo y obviamente le otorga un grado peyorativo muy elevado.

Alude Pedro Sánchez como excusa para no debatir con Pablo Iglesias que "La agenda del PSOE no la marca un recién llegado". Otro error de bulto, como si Pedro Sánchez no fuera un recién llegado y como si eso fuera una penalización. Precisamente por ser los dos unos recién llegados deberían exponer a la ciudadanía sus ideas de Estado y sus propuestas más relevantes, aunque es justo decir que Pablo Iglesias lo ha hecho durante los últimos meses de manera constante. Pedro Sánchez sí ha acudido a programas televisivos de dudosa calidad política, como El hormiguero o Sálvame, auténticos destructores de neuronas. Y parece que allí se ha sentido muy cómodo, con preguntas irrelevantes que harían avergonzarse a un estudiante de primaria. Aunque Pablo Motos -El hormiguero-, también le espetó sobre Podemos y volvió a repetir lo mismo, como si de una grabación ROM se tratara.

Otra de las frases célebres de Pedro Sánchez haciendo referencia al populismo ha sido esta:

Porque el final del populismo es la Venezuela de Chaves, la pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia y, sobre todo, la desigualdad

Cuando algún dirigente político español quiere referirse al demonio vestido de persona alude a Chávez. Sí, el mismo que fue invitado por S.M. D. Juan Carlos de Borbón hace años porque España necesitaba comprarle petróleo más barato. Y se le recibió con honores de Jefe de Estado, ya que hay que recordar que Chávez fue elegido por el pueblo venelozano, igual que aquí elegimos a Rajoy y Zapatero. Otra cosa sería discutir su gestión, pero tampoco España y sus políticos están para dar lecciones al respecto.

Pablo Iglesias ha retado a Pedro Sánchez a debates televisivos porque considera que es la mejor manera de dar a conocer a los ciudadanos las ideas y proyectos en caso de acceder al poder y también porque es la forma más sencilla de saber qué conocimientos tienen los líderes políticos de la realidad de su país. Pedro Sánchez ha preferido la farándula a exponerse a la verborrea de Pablo Iglesias. Pedro Sánchez parece que va a optar por la estrategia de Mariano Rajoy, que consiste en no hacer nada y así pone en bandeja de plata a Podemos la conquista de la izquierda, el centro y, si me apuran, el centro derecha. El tiempo dictaminará. En cualquier caso parece que el líder del PSOE tiene miedo a debatir sin un guión pactado de antemano, algo tan frecuente entre los políticos de años pretéritos, pero da la impresión de que la forma de hacer política ha cambiado y mucho, es algo que demandaban los ciudadanos.


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