El Sr. Iglesias demanda a Esperanza Aguirre y Eduardo Inda por mentir e insultar a la ciudadanía, relacionando al joven político con el entorno de los presos etarras.
He leído en diversos medios unas declaraciones de D. Pablo, afirmando En la violencia de ETA había que considerar también cuestiones políticas. Es un hombre inteligente, formado y profesional de la política por título universitario, pero a la gente de a pie, a la ciudadanía esa que tanto invoca el líder espiritual de la formación asamblearia, hay que explicarle de forma menos dipolmática qué quiso decir realmente con esa frase. Yo, desde mi ignorancia me pregunto si tengo que entrar en consideraciones políticas cuando a un grupo se le ocurre colocar una pistola en la nuca de un semejante y apretar el gatillo, simplemente porque piensa de modo diferente, no es independentista o pertenece a las fuerzas de seguridad del Estado, y la verdad, entiendo que no. Es una dictadura del miedo y de la violencia, restando libertades a ese pueblo al que dicen defender, y como en todos los totalitarismos, se crea un enemigo grande y pérfido que justifica los desmanes de los demagogos; en este caso el Estado Español. El Sr. Iglesias debe ser partidario de un federalismo asimétrico o como quiera que califiquen los modernos politólogos a la justificación de lo injustificable, y está en pleno derecho a serlo y a defender sus ideas; lo malo es que si sus adversarios políticos pensasen como en quienes D. Pablo ecuentra cuestiones políticas, correría el riesgo de que algún avispado, un día, le volase la tapa de los sesos. Y un servidor, además de ser convencido pacifista, encuentra divertido que en la escena política española haya personajes como este: Me ha permitido en los últimos meses cubrir once entradas de este espacio pesonal, y además, tiene gracia. Esperemos que, en futuras convocatorias electorales lo que no tenga, sean tantos votos.