Federico Mayor Zaragoza, arquetipo del progresista bondadoso, nos acaba de pedir que sigamos el ejemplo de los mayas, los indígenas americanos que supuestamente anunciaban el fin del mundo para el pasado 21.
Mayor Zaragoza matiza que sólo avisaban de un “cambio de ciclo planetario”, lo que demostraría la sabiduría astronómica de quienes, cuando fueron conquistados por los españoles, aún eran antropófagos.
Este doctor farmacéutico, de 78 años, fue secretario general de la Unesco en París, entre 1987 y 1999, donde entró en contacto con los indigenistas latinoamericanos y se impregnó del espíritu precursor de la Pachamana, la Madre Tierra del boliviano Evo Molares.
Como dirigente ministerial de Educación y Ciencia en el franquismo ordenó cerrar las universidades levantiscas contra el régimen.
Ahora ha trasvasado el culto católico a la Virgen María hacia esa Pachamana panteísta, dadivosa y amorosa con nosotros.
En cualquier parte del mundo donde se juntan visionarios del 21D, adivinos, futurólogos, quiromantes y marxistas reciclados en ecologistas New Age, allí está Mayor Z. representando el pensamiento bondadoso que en España tuvo como líder a Zapatero, contador de nubes.
Como pensador del mundo progresí nos exhorta en etéreos artículos misioneros en El País, como el “21.12.12 B’aktún, nuevo amanecer”, a que aprendamos de los mayas y de su forma de vida sabia, amante de la naturaleza y respetuosa con sus ciclos.
Silencia que los mayas se extinguieron como cultura antes de la llegada de los españoles tras exterminar animales y bosques inmensos, como en Yucatán.
No quiere recordar que nunca supieron usar la rueda, que eran antropófagos y que se mataban en masa –y muchos se matan aun-- peleándose borrachos de vino de maíz.
El pensamiento Pachamama pretende que nos sintamos inhumanos para darnos una espiritualidad dulzona, de indigenismo suicida, cuando al menos hemos abandonado la antropofagia buscando el humanismo.
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SALAS