En no pocas ocasiones nos encontramos con resultados que no esperábamos a raíz de exploraciones diversas, pero sobre todo de pruebas complementarias cuya única justificación puede ser la presión del paciente sobre el médico o el acoso del médico sobre el paciente.
Transaminasas, ferritinas, hematocritos, acidos fólicos, leucocitos ..etc., son algunos de los hallazgos casuales del fragor de la batalla, sobre los que, o montar una estrategia diagnóstica intempestiva o hacer uso de la paciencia en una sociedad dominada por las prisas y el diagnóstico precoz.
¿Diagnóstico precoz de que? no se sabe a ciencia cierto, pero en vez de guiarnos por la clínica y el conocimiento longitudinal del paciente nos lanzamos al abismo argumental para disparar el consumo de pruebas complementarias y tratamientos farmacológicos.
Es cierto que abusando de pruebas a veces encontramos lo que buscamos y otras lo que no buscamos, pero también es cierto que en no pocas ocasiones, dichas alteraciones desaparecen o se reorientan con la observación y la paciencia.
Pero ¿quién se arriesga a una espera cauta?
Buena pregunta
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