Con este refrán manifestamos nuestra conformidad con los decretos de la Providencia en los casos desgraciados.
El encantado Durandarte allá en la cueva de Montesinos, al 0ir de los labios de su primo Merlin que a su presencia estaba aquel valeroso don Quijote de la Mancha, por cuyo medio y favor podría ser que fuesen desencantados, respondió con voz lasarnera y baja: "Y cuando así no sea, cuando así no sea, primo, digo paciencia y barajar; y volviéndose de lado, tornó a su acostumbrado silencio sin hablar más palabra." De estas palabras de Durandarte colige el erudito humanista, compañero de don Quijote, que ya en tiempo del emperador Carlomagno debieron de estar en uso los naipes.