Revista Infancia

Pack: parto natural/lactancia/colecho/porteo/no-vacunación.

Por Anaperezllinares
Pack: parto natural/lactancia/colecho/porteo/no-vacunación.
A raiz de un post de Ileana en su blog Tenemos Tetas, surgió entre los comentarios la opinión de que existe un pack de crianza que incluye el parto natural, la lactancia prolongada, el colecho, los brazos o el porteo y la no vacunación.
Diferentes blogs como La mamá Vaca y Reeducando a mamá ya han dado su opinión al respecto en sus post  y, Carlos González, en el primer capítulo de su nuevo libro, también hace referencia a este paquete ideológico:
" Algunos incluso se sorprende de que yo esté a favor de las vacunas. Como si hubiera una especie de paquete ideológico raro-progre-natural, y si defiendes la lactancia materna o coger en brazos a los niños, también debes estar, "lógicamente", en contra de las vacunas y creer en la medicina alternativa y en la Era de Acuario. "
 Tras leer los posts y reflexionar al respecto, me uno también al debate:
Siempre he defendido que la crianza natural, respetuosa, corporal, con apego o como quieran llamarla, es una filosofía de vida. Lejos de ser una serie de pautas que nos aleccionan acerca de lo que tenemos que hacer con nuestros hijos, esta forma de entender la crianza  se basa en el respeto hacia  el mundo, hacia el ser humano, hacia nosotros mismos, hacia la naturaleza...
Desde esta filosofía, las mujeres sentimos que nuestros hijos deben nacer con la dignidad que merecen,  rodeados de cariño, sin prisas, sin violencia. Creemos en la sabiduría de la naturaleza y de nuestro propio cuerpo. Creemos que sin lugar a dudas, el parto natural es, en la medida de lo posible, la mejor opción.
Y a partir de aquí, como si tiráramos de un hilo invisible, iremos encontrando en nuestro camino toda la serie de preceptos por los que se define esta forma de criar.
Nos sentimos afortunadas con el regalo que nos hizo la naturaleza al permitirnos alimentar a nuestros hijos a través de nuestro cuerpo. Sentimos que nuestro pecho les provee del mejor alimento, nuestra leche, fabricada exclusivamente para ellos, respetando sus necesidades y aportándoles todo aquello que necesitan. Disfrutamos y defendemos la lactancia sabiendo que nada ni nadie puede sustituir ni mejorar algo de lo que nos ha dotado la naturaleza. 
Aunque el cordón umbilical ya se ha cortado, nos sentimos fusionadas con nuestros bebés, viviendo las separaciones como algo antinatural y forzado. Escuchamos a la loba que llevamos dentro, que nos anuncia los peligros a los que se verán sometidos nuestros lobitos si los dejamos solos en mitad de la noche. Aún sabiéndolos seguros en su cunita, sentimos que no es el lugar que les corresponde.
Hacemos oidos sordos a las convenciones sociales que nos aleccionan acerca de los perjuicios que nuestra presencia constante ocasiona a nuestros hijos y los criamos en contacto constante con nuestra piel, sirviéndonos de nuestro instinto como guía y entendiendo que nuestro cuerpo debe ser su hogar.  El porteo y el colecho lejos de ser dogmas a seguir, son consecuencias naturales de este pensamiento.
La crianza natural no es más que eso: entender y aceptar nuestra condición, quienes somos y de donde venimos. Es respetar la naturaleza de nuestros hijos y entender que en temas tan importes como la crianza, no hay lugar para modas y teorías creadas para romper el vínculo que nos une.
Pero, bajo mi punto de vista, en este razonamiento no entra el tema de la vacunación.  
Por norma general, quienes creemos en el crianza natural, somos contrarios al uso innecesario e indiscriminado de medicamentos , antibióticos, etc, lo que no quiere decir que nos opongamos sistemáticamente a su uso cuando la circunstancia lo requiera. Es un tema complejo, que requiere unos conocimientos y una información que algunos poseemos y otros no y en el que no necesariamente tenemos que estar de acuerdo. Nosotros, por ejemplo, hemos optado por vacunar a David con todas las vacunas obligatorias pero no le hemos puesto algunas de las opcionales. Nuestra decisión ha sido esa y no está reñida ni con la decisión de ponerles todas las vacunas o de no ponerles ninguna porque, como ya he dicho, creo que esto es algo que queda al margen de nuestra manera de entender la crianza.
Muchos pensarán que algunos padres pueden defender la lactancia y pensar que es mejor que sus hijos duerman en su habitación desde que nacen. O estar de acuerdo con llevarlos en brazos y en dormir con ellos pero considerar que el parto natural no es la mejor opción. Por supuesto que sí. 
En un mundo en el que cada vez está todo mas segmentado y desligado, tendiendo cada vez más a la especialización y a despiezar aquello que es uno, es fácil que muchos padres encuentren que alguno de estos planteamientos les acomoda pero otros no. 
Pero para aquellos que defendemos la crianza natural como filosofía de vida el parto natural, la lactancia, el colecho y el porteo son indivisibles, forman parte de un todo.
Aunque os pueda parecer contrario a lo escrito anteriormente, yo no opté por un parto natural y como consecuencia de una mala información, David solo mamó durante cuatro meses. Usamos el carrito como único medio de transporte durante el primer año y las primeras noches de David transcurrieron en la cuna. Pero sentíamos la gran necesidad de tener a nuestro hijo en brazos y sentíamos que algo fallaba en la manera en la que hacíamos las cosas, porque no nos sentíamos plenamente felices.
Y escuchando a papá y tras un largo camino de introspección, llegué al punto en el que hoy me encuentro, convencida de que el camino escogido es el único válido para mi, puesto que es el único coherente con mis sentimientos y pensamientos.
Os animo a recorrer vuestro particular camino y a dejaros llevar donde éste os conduzca, sin miedo de ser tachados de extremistas, sectáreos, talibanes o mil cosas más. Porque, si lo piensas bien...que es más sectáreo que hacer las cosas como las hace todo el mundo por el simple hecho de que así las hace todo el mundo??

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