Revista Opinión

Pactar

Publicado el 31 julio 2017 por Elturco @jl_montesinos

Publicado en ValenciaOberta.es

Es costumbre entre nuestros políticos abordar cualquier abordar cualquier alarma social reclamando un pacto de estado a los cuatro vientos. Ya sea porque aumenta el número de víctimas a manos de sus parejas – siempre que sean mujeres, lo contrario se les antoja una aberración neofascista – bien porque hace calor en verano y se queman bosques o hace frío en invierno y se hielan los campos. Parece ser que aumenta el número de ahogados en nuestras playas y piscinas, por lo que se presume Pacto y partida presupuestaria. Los Pactos somos Todos.

Cabe hacer notar que muchas de estas alarmas sociales son únicamente producto de la factoría propagandística que promulgan y alimentan, a través de los medios de comunicación. Pueden ustedes aportar cuantos datos gusten, todos los estudios que encuentren que vengan a decir, por ejemplo, que nadie ha podido demostrar correlación alguna entre la acción humana y el Cambio Climático, que es algo que viene ocurriendo desde que el mundo es mundo, o que la Ley de Violencia de Género y todo el dinero dilapidado en sus derivadas no sirve absolutamente para nada. Pueden ustedes presentar cuantos sistemas de pensiones se les ocurran que difieran del actual, apoyados en pilas de datos y hojas de cálculo que demuestran que éste, el actual, no solo es insostenible si no que está quebrándose ya, y que el propuesto es tan justo o más. ¡Qué importa! Pacto de Estado, y todo arreglado.

Ponerse de acuerdo, pactar, sin un análisis de las causas frío y desapasionado, que pueda arrojar luz real sobre el problema en cuestión, es algo así como un suicidio colectivo, al menos en lo que a lo pactado se refiere. Sin embargo, dejarse llevar por la corriente dominante, la posverdad y lo que a mí – a ellos – me parece que puede ser, no solo es más fácil, si no que conlleva el aplauso de muchos cófrades de la Hermandad del Mal Gasto, parte necesaria de la maquinaria, que forman algunos periodistas y medios y las fuerzas vivas del régimen actual, sean sindicatos, patronales u ONGs, por decir unos cuantos, acostumbrados a mamar de la teta estatal y, por lo tanto, a ser parte activa en su defensa, cuando se requiere.

Cuando el pacto falle, se reparten culpas, casi siempre sobre los propios contribuyentes, que además de ser un poco lumi, han de poner la cama. El calor es culpa de la Sociedad, como el frío, las muertes de mujeres (y hombres y niños) y el yihadismo. Todo es culpa nuestra. Por omisión supongo.

La realidad es bien distinta. Tiene que ver con la imposibilidad del Estado y sus Pactos, para resolver nada. Ningún Pacto de Estado da solución real y definitiva a nada. Bien porque no la tiene, bien porque jamás se atacan las causas reales si no que se pacta atendiendo a excusas que dan votos. Los descerebrados asesinos seguirán matando gente por mucho que se pacte nada. El clima cambiará, como lo viene haciendo desde hace millones de años y dudo mucho que la acción humana pueda interferir en ello.

Más nos valdrá pues repartir armas entre las víctimas de violencia de género y enseñarles a usarlas que malgastar recursos que se demuestran inútiles, como lo son todos los destinados a luchar contra el Cambio Climático, auténtico timo del siglo XXI. Mejor será establecer un sistema de pensiones de capitalización o algo similar, con una base intrageneracional, que no dependa de la pirámide de edad y fuera del alcance del gobierno. Mejor será usar la verdad, o al menos algo aproximado, para atacar los problemas reales. Yo estoy harto de políticos que crean problemas que no existen, cuando ya existen unos cuantos y dan soluciones que no funcionan.


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