‘Pacto de silencio’. Thriller apto para mayores de 75 años.

in opinamos / by Sergio A. T. / on October 31, 2013 at 7:01 pm /

Ay Robert Redford…Cuántos buenos ratos hemos pasado viendo alguna película en la que su sola presencia ya era motivo de disfrute. Recuerdo ahora sin pensar películas como ‘Las aventuras de Jeremiah Johnson’ o ‘La jauría humana’ (por obviar las míticas ‘El golpe’ o ‘Dos hombres y un destino’), incluso las ya entrada en años ‘El mejor’ o la memorable (valga la redundancia) ‘Memorias de África’. Luego le dio por la dirección, arrasando con ‘Gente corriente’ en los oscar de 1980, comenzando una carrera detrás (y a veces también delante) de las cámaras que nos lleva hasta el día de hoy.

¿Es ‘Pacto de silencio’ una buena película? A esta cuestión podría decir que es una película en la que sale Robert Redford (muy a la gallega). Lo que sucede con esta cinta es muy simple: sencillamente está mohina desde casi el principio de la película. Los elementos funcionan: Robert Redford delante y detrás de la cámara; un tema interesante del que se pueden sacar varias lecturas; un elenco de actores acompañando al susodicho (la fugaz Susan Sarandon o el gran Nick Nolte por ejemplo) en las idas y venidas del metraje…Podemos decir que todo está “bien” (a lo mejor demasiados arreglillos quirúrgicos en los más entrados en años pero esa es otra historia).

Lo que quizás lastre las dos horas de película sea la falta de tensión: la historia está tan masticada para el populacho cinematográfico que la trama simplemente se diluye con la huida a ninguna parte de Redford, haciendo que el espectador un poco más exigente desee que el tiempo pase rápido para ir a lavarse los ojos con algún clásico de Redford. En definitiva, nada acaba de cuajar.

Es inevitable evocar la genial ‘Todos los hombres del presidente’ y darse cuenta de lo que sucede. Pese a las buenas intenciones sobre traer alguna verdad al espectador, la película se queda en el cajón de las películas insípidas destinadas al espectador de edad adulta que sufra del corazón y no pueda tener sobresaltos. Aquí no hay mucho que rascar y si lo hay está demasiado aguado para que todos sonrían al final, cuando todo cobra un hollywoodiense sentido. Lo siento Robert, pero esta lanza no la puedo romper a tu favor.

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