Revista Opinión

Pactos abusivos y antinaturales como los que dieron el poder a Sánchez deben ser prohibidos en España

Publicado el 25 febrero 2019 por Franky
España, con el pacto de gobierno que selló Pedro Sánchez para presidir el gobierno, acaba de vivir una de las experiencias más sucias y traumáticas de las democracias, todo un drama que se produce cuando un país es gobernado por un grupo de hombres y mujeres que no comparten ideologías, ni principios ni programas y que sólo se unen para disfrutar del poder. La alianza del PSOE con PDCAT, ERC, BILDU y Podemos, partidos nacionalistas, separatistas, golpistas, pro terroristas y totalitarios, no fue un accidente, sino una ruta bastarda hacia el poder que prostituye la democracia y que, por desgracia, podría repetirse después de las próximas elecciones del 28 de abril. España es un país víctima de las peores traiciones de los políticos y de sus partidos. Es inexplicable que los españoles sigan votando a las representaciones políticas después del maltrato que han recibido de los partidos y de los políticos, desde pactos inconfesables a estafas consentidas, sin olvidar impuestos confiscatorios, saqueos, como los de las cajas de ahorro, y alianzas inesperadas y contra natura, como la que ha sustentado el gobierno desgraciado de Pedro Sánchez. --- Pactos abusivos y antinaturales como los que dieron el poder a Sánchez deben ser prohibidos en España La idea propuesta por el líder del PP, Pablo Casado, de impedir todo pacto posterior a las elecciones que no haya sido previamente anunciado a los votantes es una lógica y necesaria exigencia democrática en un país donde es frecuente que los partidos traicionen a sus votantes con alianzas contra natura y sorprendentes, como la cerrada por Sánchez con golpistas, proetarras y totalitarios y las selladas entre Ciudadanos y el PSOE en Andalucía, en la anterior legislatura.

En otras democracias más avanzadas que la española, estos pactos no anunciados previamente no son posibles y cualquier movimiento sorprendente de los partidos es impedido por la legalidad vigente y duramente castigado por el electorado, que, contrariamente a lo que ocurre en España, es intransigente con las veleidades y traiciones de los políticos y consciente de que es el ciudadano el que manda en democracia.

Prohibir los pactos postelectorales inesperados debe ser una de las primeras medidas en la ruta hacia la regeneración. Alianzas como la pinza que en Andalucía unió al PP a Izquierda Unida o como las que han llevado a Pedro Sánchez al poder son nauseabundas, antidemocráticas y todo un desprecio para la voluntad popular y la dignidad de los votantes.

Cuando un ciudadano vota a un partido de izquierdas tiene el derecho a exigir que ese partido no pacte con otro de derechas para alcanzar el poder o que un partido constititucionalista se alíe con otro que rechaza la Constitución, sin otro fin que beneficiarse del poder.

Esos pactos, inconcebibles en otros países, son los habituales en España y son la consecuencia de una manera despótica y abusiva de entender la democracia. En España, los partidos políticos, con más poder del que les corresponde, entienden que al ser votados pueden hacer lo que quieran durante el tiempo de su mandato, como si tuvieran un cheque en blanco en su bolsillo, cuando en democracia el poder que otorgan los ciudadanos siempre está condicionado y depende del comportamiento de los gobernantes, que pueden y deben ser destituidos si dañan al país o si se burlan de las leyes vigentes y de las reglas básicas del sistema.

Ciudadanos es el partido que con más descaro defiende su derecho a pactar con quien quiera, aunque no lo haya advertido antes a sus votantes. Es más, la estrategia de ese partido se basa en esa flexibilidad, lo que le ha llevado a ser calificado como "veleta naranja" por sus cambios de criterios, alianzas y oscilaciones.

El PSOE es otro partido que se vanagloria de poder pactar con todos, ignorando que esa flexibilidad que ellos presentan como un valor sólo es una sociedad insoportable en democracia y un síntoma de que sólo se posee la ideología del disfrute del poder y del privilegio.

Los votantes se sienten muchas veces traicionados por el comportamiento post-electoral de los partidos a los que han votado, pero las leyes imperfectas de la democracia española permiten cualquier alianza, incluso una de comunistas con la derecha o de independentistas con presuntos constitucionalistas, como ha ocurrido lamentablemente con el gobierno de Pedro Sánchez.

Esa práctica, mafiosa, rastrera y traidora, inconcebible en la mayoría de los países realmente democráticos, debe ser erradicada con urgencia por bien de España.

Francisco Rubiales



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