Pactos, compromisos y esperanza del futuro
Un siete por ciento de los niños vive en situación de pobreza severa en Canarias. Lo leí hace un mes en un periódico. Estaba en una columna pequeña, no abría ninguna página ni tenía un gran titular. Pobreza severa es que en tu casa entren menos de 238 euros al mes. Vamos, no tener ni para el pan en una sociedad en la que casi todo el mundo tiene de todo.
Mis padres fueron pobres cuando chicos. No tenían nada pero como el resto de sus vecinos o familiares. Todos jugaban con la misma pelota hecha de trapos y la misma lata arrastrada por una cuerda y todos desayunaban y cenaban té con gofio. Ser un niño pobre hoy no es lo mismo. Vivimos en una época en la que no puedes poner un pie en el suelo sin que te ofrezcan algo, lo que sea, un donut, juguetes, golosinas, ropa bonita, un monopatín, una bicicleta con cambios, tabletas, móviles, canales de dibujos animados, trajes de princesa, tenis que se iluminan al pisar.
Puede parecer muy superficial pensar en esto cuando las necesidades básicas de esos niños que viven en situacióen otras partes del mundo que no tienen ni agua limpia para beber. Pero me entristece pensar en cómo se sentirán viendo que a su alrededor hay un mundo de cosas que no está a su alcance. Pienso también en sus padres y en las veces que se les encogerá el corazón al tener que decir a todo que no se puede.
Claro que un siete por ciento puede parecer una cifra pequeña. Sólo siete de cada cien. Pero ¿cuántos son? Pues exactamente 15.271 niños menores de 9 años en cuyas casas se sobrevive con menos de 238 euros al mes. A ellos podemos sumar otros 19.537 que tienen entre 10 y 19 años y que están en esa misma situación. Es decir, 34.808 niños, un 16 por ciento del total de menores que hay en Canarias
Pero es que además de ser pobre severo también puedes ser un pobre moderado si en tu casa entran más de 238 euros pero menos de 456. Estos ya suman un grupito algo mayor, nada menos que 84.248.
Conclusión: 119.000 niños y niñas, chicos y chicas que viven en Canarias son pobres, lo que vienen siendo 29 de cada 100.
Ahora sí que el problema ya va cogiendo cierta dimensión.
Hace unos días, el Parlamento de Canarias firmó con Unicef el Pacto por la Infancia. Sí, un pacto, uno más. Dijeron que es “una muestra evidente del compromiso que todas las instituciones tienen contraído con quienes constituyen el más importante recurso de Canarias y la mayor esperanza de futuro”. ¿En serio? ¿Una muestra evidente del compromiso? ¿De qué compromiso estamos hablando cuando hay un 29 por ciento de niños en situación de pobreza?
El presidente de Unicef en España, un descreído que ya se huele que esto puede quedarse en el papel y la foto, ha aprovechado la firma del pacto para pedir a los políticos actuaciones concretas que se puedan medir y que den alguna señal en los presupuestos públicos que deje claro el compromiso con los niños. Qué fresco. No le basta con el papel y la foto.
Los índices de pobreza no bajan del 20 por ciento desde hace al menos diez años y yo me temo que el año que viene por estas fechas volveré a leer en algún periódico que un 29 por ciento de los niños que viven en Canarias, “la mayor esperanza del futuro”, siguen siendo pobres, además de invisibles.
Viñeta de Quino