Revista Opinión

¿Padece Pedro Sánchez el "Síndrome de la Arrogancia", la enfermedad del poder?

Publicado el 16 febrero 2019 por Franky
España por fin irá a las urnas el 28 de abril para reactivar o enterrar a Pedro Sánchez, un personaje polémico y peligroso al que muchos expertos consideran un enfermo mental, cuya obra de gobierno más importante ha sido crispar la sociedad española y dividirla en dos bandos opuestos, el azul y el rojo. Gracias a Sánchez, cuya última decisión de gobierno ha sido decretar la exhumación de los restos del general Franco para dividir todavía más a los españoles, las del 28 de abril serán las elecciones más crispadas y polarizadas desde hace cuatro décadas. La psicóloga Pilar Enjamio afirma que Pedro Sánchez, sin duda, padece la enfermedad del poder en unos niveles graves y no pocos analistas y observadores han apuntado rasgos psicopáticos en su personalidad y comportamiento. Su gusto por la ostentación, su exhibicionismo narcisista, sus reformas en la Moncloa, sus viajes por todo el mundo, su mirada, a veces torva, y su alto grado de satisfacción ejerciendo el poder son claros síntomas de la enfermedad que el psiquiatra ingles David Owen, que fue ministro en el gabinete de Tony Blair, define como "el síndrome de la arrogancia" en su estudio científico "In Sickness and in Power", editado en 2008. --- ¿Por qué ese comportamiento extraño e insensible de los políticos ante el sufrimiento que ellos mismos provocan o que no saben mitigar? La respuesta es que muchos de los políticos que hoy gobiernan son auténticos enfermos mentales, necesitados urgentemente de tratamiento psiquiátrico intenso.

Su predecesor socialista Zapatero también padeció la enfermedad del poder con gran intensidad y también los "peperos" Aznar y Rajoy, aunque con síntomas menos graves, pero ninguno de ellos con la intensidad de Pedro Sánchez, el cual, según algunos psicólogos, la padece en grado extremo y tal como la describe Owen en sus libros.

David Owen (In Sickness and in Power, 2008) explica que el dominio del poder ocasiona cambios en el estado mental y conduce a una conducta arrogante, por lo que las enfermedades mentales necesitan una redefinición que incluya el Síndrome de la Arrogancia en el elenco mundial de enfermedades mentales.

El diagnóstico de la psicóloga Enjamio sobre Sánchez es duro: "Pedro Sánchez, un perfecto ejemplo del síndrome de Hubris, que en el aspecto psicológico raya en la paranoia". Y agrega: "Fantasía de poder, sin importar a costa de que o de quién. Más allá de la ética y el bienestar común. No existe el razonamiento. Solo una obsesión o idea fija que es el poder". Y finaliza: "un sabelotodo que rechaza cualquier opinión no sea la suya, creyéndose el protagonista de todas las películas y el Mesías salvará al mundo".

A algunos políticos, el poder les hace perder la cabeza, los convierte en arrogantes y soberbios y les aleja de la realidad, situándolos en una peligrosa alienación que les hace perder la noción de la realidad. Pero a otros los convierte en verdaderos enfermos mentales, según Owen. Cuando eso ocurre, se creen dioses o sus enviados en la Tierra, propician el culto a la personalidad y muchas veces se tornan crueles. Algunos creen que esa enfermedad se da únicamente en las tiranías, pero lo cierto es que también se desarrolla en las democracias, afectando a personas que han sido elegidas en las urnas. El síndrome, en los dirigentes que gobiernan las democracias, al no poder comportarse como dictadores crueles, tiene otros rasgos y manifestaciones: se sienten eufóricos, no tienen escrúpulos, no son conscientes de sus errores y fracasos y son capaces de dormir a pierna suelta sin que ni siquiera les afecte el rechazo masivo de los ciudadanos o su inmensa y aterradora cosecha de fracasos, dramas y carencias que, para cualquier persona con salud mental, resultarían insoportables. Su alienación es de tal envergadura que cometen un error tras otro, porque la capacidad de análisis no les funciona y sus decisiones y medidas son producto del desequilibrio, la soberbia y la confusión extrema.

Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, Zapatero y Rajoy han sido víctimas de lo que en España llamamos el "Síndrome de la Moncloa", un mal que aliena, atonta y aleja de la realidad a los mandatarios. Es probable que ese síndrome sea el mismo "Síndrome de la Arrogancia", pero en versión inicial y leve. Sin embargo, Sánchez lo sufre de manera intensa, desde antes de ser designado presidente, incluso con más intensidad que Zapatero, al que su partido tuvo que apartar de la política activa porque el rechazo de los españoles a su persona alcanzó niveles de tragedia.

Es evidente que un tipo que encarga y plagia su tesis doctoral, miente constantemente, dispara el gasto y endeuda a España de forma irresponsable, disfruta del poder como nadie, exhibiendose en los foros y encabezando un gobierno sostenido por partidos teóricamente alejados de su propia ideología y alineados en el odio a España y el totalitarismo, a pesar de que el rechazo de los ciudadanos es abrumador y las criticas son acuciantes, durmiendo a pierna suelta y sin que su conciencia se conmueva ante los desprecios y humillaciones del golpismo catalán, debe estar gravemente enfermo de arrogancia.

Ni siquiera parece afectarle el duro, inmoral y antidemocrático incumplimiento de la promesa que hizo al presentar la moción de censura que le dio el poder, la de convocar elecciones lo antes posible. Esa insensibilidad ante el mal y el rechazo, que debería ser importante para un político sano y ético, a él le provoca indiferencia y, probablemente, hasta le estimule, síntoma claro de la enfermedad que padece.

Owen dice que los enfermos que padecen el "Síndrome de la Arrogancia" no están capacitados para gobernar y ponen en grave riesgo a los países que controlan.

El número de los que rechazaban a Zapatero llegó a ser del 86 por ciento de los españoles y sólo el 10 por ciento se declaraba de acuerdo con su forma de gobernar. No existen datos fiables sobre el rechazo a Sánchez, entre otras razones porque su arrogancia le ha llevado a poner al frente del CIS a un sometido como Tezanos y porque la amyoría de los medios de comunicación, claramente comprados o subvencionados desde el poder, no se atreven a decirlo, pero debe ser muy elevado a juzgar por los sentimientos de los españoles y por la preocupación existente entre los barones regionales socialistas, muchos de los cuales están asustados porque el rechazo al presidente los puede conducir a la derrota.

No existen estadísticas mundiales que midan el rechazo de los pueblos a sus dirigentes, pero resultaría difícil encontrar en todo el mundo un caso de rechazo tan generalizado e intenso como el que sufre Sánchez.

Francisco Rubiales


Volver a la Portada de Logo Paperblog