Si preguntasen a muchos padres que tienen hijas qué tarea les resulta más difícil, seguramente coincidan conmigo en que es el momento del baño. Y es que, para hombres como yo, la cosa puede complicarse desde el principio y alcanzar límites de dificultad inimaginables.
Ya empezamos mal cuando vamos a preparar las cosas y abrimos el armario… ¿qué le pongo hoy??? Si ya elegir entre vestido/pantalón, camiseta, jersey/chaqueta, leotardos/calcetines….es complicado, ahora combina los colores de forma correcta. Como no tengo una soltura tan grande como para combinar distintos colores, intento elegir prendas con los mismos tonos, aún así suelo oír frases como:
-¿pero no ves que eso no pega?, -¡Así no salen las niñas a la calle!
Llegados a este punto pido consejo a mi mujer:
-¿qué ropa elijo entonces?
Ella con una facilidad pasmosa me “ayuda” a escoger prendas totalmente identificadas con un color claro, “los leotardos camel”, el vestido “verde-azulado” ,“la camiseta rosa fresa, pero no la rosa chicle”, “el pantalón verde trébol”….mi cara delante del armario es todo un poema intentando descifrar esas tonalidades que no soy capaz de ver, y es que yo me quedé en el verde, azul, marrón, rosa….sin adjetivo detrás que diferencia cinco o seis variedades cromáticas dentro de cada gama.
Una vez elegida la ropa, tarea que ya ha hecho que mi nivel de cabreo empiece a crecer, y la bañera está preparada, llega el momento de coger a las niñas y meterlas en el agua. Normalmente Inés está haciendo algo que es imposible aplazarlo y no quiere meterse en el agua, está viendo dibujos, pintando en el salón, jugando con la muñeca…tareas de tal importancia que tengo que cogerla y subirla en brazos. “Convencida” de que tiene que bañarse empieza a elegir los juguetes que quiere meter en el agua, y va dando viajes desde el bidé a la bañera mientras yo desnudo a su hermana echando al agua sus figuras. Al final acaban metidas en la bañera las dos junto a Peppa Pig, Georg, Papá Pig, Mamá Pig, 4 patos amarillos de goma, un payaso de circo, un cañón con un hombre bala, la propia carpa del circo, un juego con 10 cubos de colores de diferentes tamaños y todos los botes de Champú, Gel, mascarilla, que hay en los bordes de la bañera.
Después de buscar en el agua, localizar los botes y esperar a que Inés termine de lavar los patitos con su esponja, les lavo el pelo y el cuerpo y dejo que jueguen un rato en el agua, esté es el único momento realmente relajante de todo el baño.
Una vez he repuesto fuerzas, empiezo por lo fácil y saco a Marta, que como no puede quejarse, todavía no protesta. La seco, doy crema hidratante, la visto y como no tiene casi pelo, paso el cepillo y queda perfecta, si tuviese que cortar las uñas o sacar los mocos, tengo que recurrir otra vez a mi mujer puesto que, a diferencia de ella, no soy capaz de hacerlo solo. Debo ser poco mañoso porque no es tan difícil con una mano sujetar su brazo, sus dos piernas y la cabeza y con la otra coger el corta-uñas, el otro brazo y cortar con cuidado de no dejar picos….
Terminada esta tarea y con la satisfacción de tener el 50 % del trabajo completado, voy a por Inés. Normalmente ya no tiene casi agua en la bañera, puesto que ha quitado varías veces el tampón y ha tirado el resto al suelo e intento razonar con ella que es el momento de salir del agua. Primero la digo que ya lleva mucho tiempo y que ha estado más rato que su hermana, seguimos con el argumente de que ha jugado ya bastante y como tampoco se convence intento que mirando sus dedos y viendo las arrugas se “asuste” y quiera salir voluntariamente de la bañera. NUNCA FUNCIONA.
Pasados 5 infructuosos minutos de negociaciones preparo la toalla, la cojo y para fuera, mientras está de pie sobre la alfombra, llorando intenta darse la vuelta y volver a la bañera cada vez que puede pero ya no dejo que escape.
Una vez dada la crema hidratante y vestida llega el más difícil todavía, el momento que temo desde que empiezo con los baños por la mañana y que por más que lo intento no he conseguido hacerlo bien todavía…hay que hacer una coleta a Inés. Por más que doy vueltas no consigo saber dónde fallo, para las personas que tienen el pelo largo y llevan toda la vida haciendo sus propias coletas, debo parecer un tonto integral. Es imposible, y eso que la teoría la sé perfectamente aunque no soy capaz de llevarla a la práctica: Primero peino a Inés, cojo la parte de pelo y lo paso por la goma, para que quede bien ajustada la doblo otra vez pero sólo consigo que salte la goma y se pierda o se rompa y tenga que buscar otra. Alguna vez he conseguido hacer la coleta pero siempre me ha quedado suelta y descentrada.
En mi afán por ser buen padre, he recurrido a la enciclopedia de la vida más completa que tenemos, Youtube, pero tras visionar videos de padres haciendo coletas a sus hijas con aspiradoras, o cogiendo el pelo y haciéndola girar como una peonza, he comprendido dos cosas:
1º- Hay muchos padres con mis mismas limitaciones.
2º- Hay tareas para las que necesito a mi mujer.
Autor Fermín Trujillo
- More Posts (8)
|