“¿padre, por qué me has abandonado?”

Estamos en Semana Santa y este Viernes Santo quizás sea el momento de mirar a Dios, aunque sea un rato! En un día como hoy se conmemora, precisamente, la muerte de Jesucristo -Dios hecho hombre-, o sea el traspaso del individuo humano con todas sus fortalezas y debilidades para trascender a Dios! Creo que, independientemente de lo verídico o no de la historia escrita, es una bella metáfora de nuestro paso por la vida, en el que debemos morir un poco como humanos para lograr renacer en ella como seres divinos que somos!

También soy consciente de que a muchos les parecerá lejano lo escrito en la Biblia. Como yo mismo hice durante años, es fácil confundir “espiritualidad” con “religión”… y perderse la oportunidad de aprender y de reconocer que todo ser humano tiene un ser divino en su interior, más allá de los credos, los símbolos y la institución eclesiástica que sea que, como cualquier creación humana, tiene sus virtudes y sus evidentes defectos. Pero un poco más allá, es esa espiritualidad la que hace trascender al mero ser humano y hacer mágica cualquier experiencia que viva, pudiendo hallar en su vida la magia de lo eterno!

Como decía, durante muchos años de mi vida, renuncié a Dios y a todo lo cercano a Él por sentirme abandonado ante las miserias de mi vida terrena y pasada! Es seguramente fácil y humano reprochar a alguien su indiferencia ante nuestra desdicha… como lo es buscar culpables a nuestros propios errores… sin asumir la propia responsabilidad! Incluso Jesucristo en la cruz afirmó “¿Padre, por qué me has abandonado?”, en un momento de debilidad humana ante su inminente e insufrible muerte! ¿Por qué no íbamos a hacerlo nosotros, puros hombres y mujeres, ante nuestras dificultades cotidianas? La debilidad es una cualidad humana y reconocerla es un primer paso para la renovación… y nunca debería ser una coartada para la resignación!

Pero con el tiempo o en un momento dado, uno se reconcilia, se perdona a sí mismo y a los demás… y aprende que ni Dios puede hace algo por alguien si éste no es capaz de lograrlo por sí mismo, porque es lo que -y llámalo como quieras, Dios, Cosmos, Buda, etc.- se espera de cada uno de nosotros! Y que esté un dios o no presente en nuestra vida no es tanto un asunto de milagros ajenos, sino de permitirnos la libertad de crearlos nosotros mismos! Ya sé que el término “milagro” tiene una connotación religiosa y, por tanto, a veces tendenciosa, pero milagro es cada vez que eres capaz de crear vida, de hacer mágico cualquier encuentro o momento, de no dejarte arrastrar por el miedo o de vivir el hoy tal y como viene! Precisamente porque para lograrlo, debes ser capaz de confiar en Él, en tí y en la vida, dejando de programar tu vida y dejando de lado tu experiencia e inteligencia basadas solo en lo vivido o en lo ajeno! Eso, precisamente, son los milagros que tú mismo puedes hacer contigo, con los demás y con tu vida! Luego será Dios quien, a través de los llamados sincronismos, te pondrá delante personas, momentos y lugares que, con el debido sentido que debes encontrar, los convertirás en mágicos, singulares e irrepetibles! Ni que decir tiene que no habrá fans, ni aplausos ni discípulos… incluso Jesucristo fue denostado, humillado e incluso martirizado y asesinado por el miedo humano ajeno, en forma de codicia, de violencia o de temor ante su “ser superior”!

Y la Semana Santa no es más que la celebración de esa necesaria muerte de solo lo humano, para creer y vivir tu mejor, superior y nueva vida, basada en todo lo que mereces, lo que eres en verdad y lo que soñaste para tu vida… que tú debes hacer a través de cada pequeño milagro, cada vez que eres capaz de amar sin tener miedo!

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