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Padres e hijos en la literatura (Especial Día del Padre)

Publicado el 19 marzo 2013 por Rusta @RustaDevoradora
Padres e hijos en la literatura (Especial Día del Padre) Como ya hice el pasado Día de la Madre, hoy he querido dedicar un especial a las grandes relaciones entre padres e hijos que podemos encontrar en la literatura. No hablaré de los libros más importantes, sino de aquellos que he leído yo y que por un motivo u otro considero que representan lo que entiendo por ese trato entre padre e hijo. Sería fácil hacer una lista de clásicos de los que todos hemos oído hablar, pero para mí es fundamental hablar siempre de lo que conozco y escribir un texto personal, aunque eso implique mezclar novelas memorables con historias de entretenimiento. Allá voy. Empiezo con el libro al que pertenece la imagen que ilustra esta entrada: La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón (y podemos añadir también El prisionero del cielo, donde se retoma este hilo argumental). Me atrevo a decir que quienes disfrutamos de esta obra no hemos olvidado al entrañable señor Sempere y a su hijo Daniel, dos personajes bondadosos que para acabar de sumar puntos son libreros de los de antes. Ellos representan la cotidianeidad, los pequeños gestos; un tipo de relación que no ofrece escenas de alto voltaje pero que resulta imprescindible para entender la personalidad del protagonista. Además, su padre le hizo un descubrimiento maravilloso: el Cementerio de los Libros Olvidados. En segundo lugar, otro padre que me robó el corazón (como padre y como persona) es Atticus Finch, de Matar un ruiseñor. Aparte de ser la afabilidad personificada, me conquistó por sus principios, su abnegación y, por supuesto, por los valores que inculca en su hija Scout; me parece un personaje inolvidable y solo por él ya merece la pena leer el libro.
Más allá de los padres tiernos y atentos, no quiero olvidarme de aquellos que no pueden dar lo mejor de sí mismos porque no pasan por su mejor momento, como el padre del protagonista de Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea, que ha perdido a una hija, su mujer lo abandonó y tiene problemas con el alcohol. Ese retrato de un padre derrotado por la vida a través los ojos de un niño es muy meritorio. Tampoco quiero dejar de lado a los padres ausentes, como el de la protagonista de Las crónicas de la señorita Hempel, que murió y ahora ella lo recuerda de una manera muy especial, ni a los que no cumplen con su papel de padres, como el de Reunión en el restaurante Nostalgia, que dejó a su familia y su esposa tuvo que hacerse cargo de los tres hijos. Pero no solo hay personajes de padres interesantes en la narrativa realista. Dentro de la literatura fantástica, en los últimos años descubrí a dos maravillosos: Trevanion del Río, padre del protagonista de Finnikin de la Roca, un guerrero con agallas que se convierte en una inspiración para su hijo; y Brimstone, al que podríamos considerar una especie de padre adoptivo de Karou, de Hija de humo y hueso: ella es humana y él una quimera, ella a menudo no lo comprende, él parece demasiado duro..., pero su relación rebosa amor, aunque a veces cueste de verlo. Por otro lado, el género a caballo entre lo sentimental y la comedia romántica que escribe Marc Levy también tiene algunos libros dignos de mención, como Las cosas que no nos dijimos, en el que la hija, adulta, recibe la noticia de la muerte de su padre y se arrepiente de no haber retomado su relación con él, y Mis amigos, mis amores, la historia de dos padres jóvenes muy diferentes que empiezan una nueva vida después de haber dejado atrás a sus respectivas esposas. Desde aquí os animo a comentar qué libros de padres e hijos recordáis con más cariño. Ah, ¡muchas felicidades a los papás y a los Josés y derivados!

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