Que la forma de educar y criar a los hijos varia de generación en generación es un hecho palpable. La vida evoluciona y con ella la tendencia en cuanto a la educación de los ni@s, los padres tendemos a ser mejores cada día y a dar a nuestros hijos todo aquello que nosotros no tuvimos, queremos cubrir nuestras carencias afectivas, materiales….etc.
Todo esto está muy bien y deber ser así, pero ¿lo estamos haciendo bien???
Desde hace unos años y provocado por la evolución de la sociedad, hay una tendencia a ser súper-protectores con los hij@s. Cuántas veces hemos hablado que los tiempos han cambiado,cuando nosotros estábamos en esa edad en la que solo importaba jugar, pasábamos el día en la calle con los amigos y disfrutando de una libertad que ahora es impensable. Vemos a nuestros hijos más indefensos ante el mundo de lo que estábamos nosotros a su edad, este sentimiento produce que los intentemos proteger generando la aparición de los llamados “ padres Helicóptero ”
Se entiende por “ Padres helicóptero ” aquella figura paterna o materna que revolotea constantemente al lado de su hij@s, sobreprotegiéndole excesivamente y estando pendiente impulsivamente de sus necesidades, corrigiendo su comportamiento y evitando que se enfrenten por sí solos al mundo que les rodea.
Las consecuencias de este comportamiento son claras en los niñ@s: sufren un frenazo en su desarrollo y generan una dependencia absoluta con sus progenitores.
Si los primeros años de vida son importantísimos en el desarrollo de cada persona porque se construyen los pilares de la personalidad, empieza a marcarse el carácter y se sientan las bases de la persona que será en un futuro, estar constantemente debajo de la seguridad que brinda la figura paterna/materna, no hace otra cosa que retrasar el natural desarrollo de las características personales que todos tenemos, aletargado en su evolución hacemos niñ@s más vulnerables al entorno.
Por otra parte, en vez de crear un vínculo Padre-Hijo, se crea una dependencia absoluta puesto que el niñ@ no está acostumbrado a realizar las actividades normales que necesita, a enfrentarse a retos y por supuesto a superar los miedos.
Sin irnos muy lejos, recuerdo cuando acompañaba a mi sobrino al entrenamiento de Futbol con 7 años, que había un padre que se ponía detrás de la portería para ir diciendo en todo momento a su hijo donde tenía que colocarse, ese comportamiento creaba una tensión innecesaria en el equipo, pues contradecía al entrenador en muchas ocasiones rompiendo la disciplina de equipo, disciplina que es muy importante a esas edades. Pero al que más perjudicaba era a su propio hijo, pues estaba más pendiente de satisfacer las peticiones del padre que del partido en sí, impidiendo disfrutar libremente del deporte como el resto de niños, y provocando una frustración constante cuando recibía un gol, ya que se excusaba con su padre cuando sucedía.
Dejando a un lado la anécdota, tenemos que tener claro que nuestros hij@s son personas independientes, que tienen que tener su propia vida, enfrentarse a sus miedos, tener retos, equivocarse….. los padres no podemos estar siempre evitando que se caigan, hay veces que es importante que les dejemos caer y les ayudemos a levantarse.
Autor Fermín Trujillo
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