Padres helicóptero o padres pesados

Desde que nació mi hija hace cinco meses estoy estancado en el tercer libro de juego de tronos. Como mi hijo que va cumplir cuatro ya juega bastante bien solo, me llevé el libro al parque y me puse a leer. Pero en vez de disfrutar de ese momento, me sentí mal porque casi todos los padres estaban pegados a sus hijos sin darles mucho margen. Una madre dando yogur en el columpio y un padre ayudando a su hijo a subir al árbol. Para entender ese fenómeno, me puse a investigar y encontré lo de los padres helicóptero.

Un amigo mío me dijo al acabar la carrera de psicología que tenía la sensación de haber aprendido a dar nombres a cosas que ya lo tenían.Los padres helicóptero (para mí padres pesados) quizá hayan existido siempre. Pero fue aquel día en el parque en ese momento, antes nunca lo había escuchado, que entendí qué pasaba, así que os voy a hablar de este término por si ustedes no lo conocen.

Muy protectores e intromisivos, así son los padres helicóptero, un fenómeno de nuestros días que, aunque parezca algo inusual, está muy presente en nuestra vida, entre conocidos, amigos o familiares. El nombre describe a padres empeñados en sobrevolar la vida de sus hijos, señalándoles siempre los peligros, evitando que cometan errores y cuando los cometen arreglándolos. El término es muy popular en Estados Unidos donde uno de cada diez niños tiene este tipo de padres.

Desde hace poco se oye también en nuestros país. Estudios recientes demuestran que los padres hoy son menos permisivos y más controladores. El filósofo José Antonio Marina está de acuerdo: "Estamos en una cultura del miedo. Hay un sentimiento de precariedad y provisionalidad y una reacción, que es la sobreprotección, el pensar que el niño no va a saber desenvolverse". Por eso hay cada vez más padres así, que limpian el camino de sus hijos para que no se ensucien, están siempre con ellos para que no les pase nada. La intención es buena (como la de casi todos los padres). Pero los niños con padres sobreprotectores desarrollan menos competencias emocionales y a la larga son más inseguros.

No crean ustedes que hablo solo de niños, no, hay padres que acompañan a sus hijos mayores a las entrevistas de trabajo, a hacer la matrícula a la universidad y muchos más ejemplos. A mí me hubiera dado risa si mi madre viene conmigo a la universidad, he tenido que hacer matrículas, becas, y mil histroias solo. Tenía que luchar para que mi madre viniera a las reuniones del cole mientras que los niños de hoy luchan para que sus padres no vengan tanto. ¿Qué hacer? Alguien me dijo una vez que si no hay lucha no hay vida. Esa frase me acompaña desde entonces y pienso que aunque uno esté bien y feliz necesita desafios, nuestros hijos también.

El famoso pedagogo italiano Francesco Tonucci ha dicho "Si no pueden salir de casa solos para ir a la escuela, tampoco pueden jugar en la calle. [...] "Los años primeros de la vida de un hombre o una mujer son fundamentales en su desarrollo; las cosas importantes, cuando se ponen los cimientos, suceden antes de la edad escolar". Además ha asegurado que "necesitan coger una porquería del suelo y ponérsela en el bolsillo, pisar un charco, pararse ante un escaparate, [...] perder el tiempo". Es decir dar autonomía poco a poco desde edad temprana.

Se ha demostrado que ciudades como Madrid o New York no son ahora más peligrosas que hace cuarenta años y en aquellos días los niños hacían muchas cosas solos.

En cualquier caso es muy difícil encontrar el término medio y es un cuestionamiento continuo, lo que si quería hoy es invitaros a no ser helicópteros, no ser pesados y dar aire a vuestros hijos.

Feliz año a todos.