Will Ferrell no para de trabajar. Cada año saca una comedia de usar y tirar con escasa gracia y poco gusto. Este 2016 comienza, como no podía ser de otro modo, con una de las suyas aunque esta vez algo más elaborada. Siguiendo excepciones como Hermanos por pelotas, un film que siempre mis amigos y yo vemos en nuestras reuniones para reírnos un rato, le toca el turno a esta Padres por desigual del director norteamericano Sean Anders quien ya ha rodado comedias de este tipo con John Cusack, Jennifer Aniston o Jason Bateman.
Esta vez Will Ferrell en vez de adoptar el papel de un niño de corta edad dentro de un cuerpo de un hombre de cuarenta y tantos años se decanta por un maduro padre de familia postizo que tiene que proteger a sus hijastros de las garras de su padre biológico que vuelve a casa buscando recuperar su sitio.
Mark Wahlberg es este padre, moderno, molón, motero y “cachas” que amenaza la tranquilidad de la familia de Brad. Las escenas surrealistas y poco creíbles que buscan la carcajada fácil se mezclan con otras con un guion más elaborado y bastante más originales a lo que estamos acostumbrados a ver en sus películas. No se pierdan la loca carrera a lomos de una potente motocicleta con final accidentado del pobre Will o la divertida conversación entre jefe, amigo gorrón y empleado en la emisora de radio en donde trabaja el protagonista.
Este film palomitero es políticamente muy correcto. No solo intenta hacer que pasemos una hora y media entretenida sino que también enseña valores y algunas lecciones de vida muy importantes. La primera es que el alcohol es malo. Puede hacerte cometer locuras de todo tipo y te separa de tu familia como por ejemplo en ese partido de baloncesto que acaba como el rosario de la aurora con una animadora golpeada por error con un balón.
También conviene recordar que padre no es solo aquel que pone su semilla y luego se larga sin dar explicaciones desapareciendo de la vida de sus hijos utilizando los regalos como un arma para ganarse el afecto de un hijo. Es aquel que está en los buenos y malos momentos, aquel con el que uno puede contar y que no elude sus responsabilidades deseando que alguna vez se le llame papá.
Además, Padres por desigual es un claro alegato a favor de la igualdad apartando a un lado prejuicios y conductas machistas o racistas así como una crítica feroz a la violencia apelando al baile como alternativa ante un conflicto o una discusión airada.
Todas estas cuestiones salen a la luz cuando estos dos hombres pelean por ser el mejor padre del año. La diferencia es que uno de los dos siempre piensa en los niños y el otro solo está preocupado por ganar ajeno a los sentimientos de los mismos. Al final prevalecerá el buen corazón de ambos dando lugar a un The End ya esperado con reconciliaciones varias y amor y amistad para todos. Solo falta el confeti y los fuegos artificiales en un film tipo fueron felices y comieron perdices.
Pese a que este tipo de películas dentro de poco tiempo serán olvidados por la mayoría, la presencia de algunos motivos navideños como el disfraz de Papa Noel posibilitan que Padres por desigual no desentone con el periodo que estamos viviendo actualmente lo que sin duda ayudará a llevar a un buen número de público a las salas donde se exhiba. Es esto lo que le salva de la quema.
https://www.youtube.com/watch?v=4LvnhUe2SbM
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