Extraigo unos fragmentos de un artículo publicado en 2009 en The New York Times por Richard Friedman que habla de las relaciones "tóxicas" y cómo éstas pueden producirse también dentro del ámbito familiar:
Es cierto que ningún padre es perfecto y quejarse de los errores de los progenitores, sean o no reales, es prácticamente un pasatiempo que mantiene debidamente ocupados a los terapeutas. Pero así como hay padres bastante buenos que, misteriosamente, producen un hijo problemático, hay personas aceptables que tienen la desgracia de tener padres verdaderamente "tóxicos".
La esperanza es que los pacientes lleguen a ver el costo psicológico de una relación dañina y que actúen en consecuencia. Las investigaciones sobre vínculos tempranos, tanto en humanos como en primates, muestra que estamos muy ligados a los lazos afectivos, incluso a aquellos que no son buenos para nosotros.
También sabemos que, a pesar de que un trauma infantil prolongado puede ser "tóxico" para el cerebro, los adultos conservan la habilidad de renovar sus cerebros con nuevas experiencias, incluidas la terapia y la medicación psicotrópica".