A la hora de determinar cuáles son los principales problemas de nuestra sociedad, lo más lógico es dar cuenta de sus causas. También hay a quien le encanta repetir como un loro que «esto solo pasa en este país», sin haber salido nunca del mismo, o «esto, en la época de tal persona no pasaba». En todo caso, no son más que argumentos fútiles y pueriles, propios de personas no muy ubérrimas en años, pero lamentablemente proferidos por (y en ocasiones, especialmente) adultos. Ciertamente, enunciar los problemas de nuestro país es uno de los pasatiempos predilectos de los españoles. Lo que, sin embargo, no está igualmente extendido, es encontrar la génesis de las problemáticas para poderlas extinguir. Muchos de los actuales problemas, los llevamos arrastrando desde hace generaciones, y no se cambian porque nos encontramos en un estancamiento intelectual (y prueba de ello es la frecuencia con la que se publican tantos artículos en nocreasnada, basados en el plagio y el apropiación de ideas ajenas). ¿Cómo se puede arreglar un problema cuando el problema mismo radica en la incapacidad para solventarlo?
Haciendo honor al necesario ejercicio del que antes hablaba; a mi juicio, las principales causas de los problemas actuales son: el sistema de gobierno, el sistema judicial, el sistema educativo, y los padres. Evidentemente, poco tiene que hacer un profesor con un alumno que ha sido educado previamente en creencias erróneas por su familia. Toda idea asentada en la infancia se perpetua durante largo tiempo, y lo hace con firmeza en base a prejuicios que se extienden en su cabeza como las raíces de un árbol. Un hijo hace y dice aquello que ve y escucha hacer en casa, sobre esto hay diversos estudios científicos (en el terreno de la psicología, se habla de conductismo; el condicionamiento, ya sea el condicionamiento clásico de Pavlov, o el condicionamiento operante de Skinner), de ahí que los padres sean uno de los pilares más importantes de nuestra sociedad. La diferencia entre los padres y el profesor es que al profesor le pagan, mientras que a los padres no les pueden «despedir» de la crianza de sus hijos, siempre y cuando no rebasen unos límites intolerables, como el maltrato, la tortura psicológica o la inanición (por citar unos ejemplos). Como muy bien dice Fernando Savater en El valor de educar, cada vez los padres descuidan la crianza de sus hijos, mientras paulatinamente se va exigiendo cada vez más al Estado que sea más paternal, mediante la figura del profesorado. Si tuviera que decirlo de una manera simple: los padres son, cada vez menos profesores, y los profesores cada vez más padres.
Lo cierto es que no son pocos los padres que piensan, que criar significa darle a tu hijo un techo bajo el que dormir, y un plato de comida. Cualquiera puede engendrar un hijo (cualquier animal puede contribuir a perpetuar su especie), lo difícil es criarlo, darle unos principios o enseñarle a respetar a los demás. Cuando las dos primeras figuras que tiene un niño fallan en su deber, el niño ya está casi perdido. Por eso la figura del profesorado es tan importante, ya que el maestro o la maestra está ahí para conseguir darle una oportunidad al niño o niña que ha recibido una mala educación desde casa; es el filtro con el que nuestra sociedad cuenta para arreglar la mala labor de muchos padres (aunque también puede darse el caso de que los padres contrarresten la mala labor de muchos y mediocres profesores). Por eso un mal profesor, es algo tan peligroso en toda sociedad (yo incluso los he llegado a comparar con los talibanes). Expulsar a los profesores mediocres de las escuelas e institutos es fácil, lo difícil es saber qué hacer con los padres. Se le podría prohibir a diversos individuos de nuestra sociedad el engendrar hijos; lo cierto es que no me hace mucha gracia la idea de que un asesino o un violador salga de la cárcel y acabe siendo padre, pero tampoco me parece atractiva la idea de que el Estado pueda prohibir a algunos de sus ciudadanos el concebir hijos, pues ¿en base a cuales criterios sería justificable que alguien tuviese vetada la crianza?, sin duda, ésta sería una poderosa y peligrosa arma de control social.
Queda sentada la idea de que no es fácil gestionar la manera en que los padres crían a sus hijos, lo cual resulta perjudicial y beneficioso a partes iguales. Lo hasta aquí escrito no ha sido más que una breve introducción. Posteriormente publicaré otros artículos desarrollando el tema, especialmente el problema del sistema educativo (ya que no sólo de los profesores es la culpa, sino que también lo es del propio sistema). Agradecería cualquier aporte en los comentarios.
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