Revista Empresa

Pagafantas y el Liderazgo Situacional

Por Eandres
Pagafantas y el Liderazgo Situacional Durante las últimas semanas he tenido la oportunidad de participar (como “alumno”) en un taller de escritura de sketches dirigido por Diego San José (co-guionista de “Pagafantas” entre otros menesteres, peli divertida y que engancha), con la colaboración de Borja Cobeaga (co-guionista y director de la cinta) y el director de la serie “Qué Vida Más Triste”.
Ciertamente he disfrutado por varios motivos: primero por el tener rol de alumno (suelo impartir talleres y, por tanto, estoy “en el otro lado”), segundo por abordar algo (la escritura de un sketch) que me parece muy curioso e interesante para alguien fuera de ese mundo y, tercero, por tener en frente a jóvenes con talento, capacidad, ideas claras … y ¡respeto por sus mayores!
Pagafantas y el Liderazgo Situacional Con este último comentario me refiero a que en ningún momento he tenido la sensación de que ni Diego ni sus otros “cuates” (llevan juntos varios años trabajando en diferentes proyectos) menosprecian a los clásicos del humor (léase autores, actores, directores, programas, …). Durante el taller analizábamos un sketch de “vaya semanita”, igual que uno de “saturday night live”, de los Monty Phyton”, de martes y trece, de los hermanos Marx, …
Como le comenté al propio Diego, es un placer trabajar así (“construyendo a partir de” más que “al margen de”).
¿Y por qué comento todo esto? o, más bien, ¿qué relación tiene con un tema tan “serio” como es el Liderazgo Situacional.
Pues porque en temas de liderazgo existen varios “clásicos” y, sin duda ninguna, Hersey y Blanchard (los autores del modelo situacional, ahora “setentones”) están entre ellos.
Cuando en la actualidad vemos a alguien hablando de ese modelo lo suele simplificar en demasía (nos referimos a la gráfica resultante de mezclar “querer” y “poder” y poco más). Su modelo era, entre otras cosas, predictivo, es decir, permite hacer inferencias a futuro; hace hincapié no sólo en las cualidades que ha de tener el líder, sino más bien en cómo ha de gestionar un equipo según el grado de madurez (“maturity”, de ahí la nomenclatura de M1, M2, …) y, por extensión, el establecimiento de los diferentes “estilos” (E1, E2, … en español y “S1”, “S2”, … en inglés por aquello del “style”). Era sencillo (que no “simple”) de implementar y de manejar …
Cuando hoy en día planteamos otros “modelos” de liderazgo (que más que modelos en si mismos son algo así como “agrupaciones de cuestiones relacionadas con el liderazgo”) parece que menospreciamos el calado que tenía este modelo.
Dejo claro que creo que este modelo ha cumplido su papel y que, evidentemente, hay que actualizarlo. Simplemente quiero dejar constancia de que nuestras propuestas actuales deberían tratarlo con más respeto (hay que “digerirlo” bien en nuestro “estómago conceptual”). Como hacía Diego San José en el taller de sketches: actual sí, pero con respeto a los clásicos.

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