Pagar una deuda: una buena inversión

Hay pocas cosas tan gratificantes en el mundo de las finanzas personales como pagar una deuda. Ese momento en donde depositas la última cuota del préstamo que tomaste hace meses o años y que por fin se ha terminado, dejando el balance pendiente en cero.

Creeme, que he tenido ese privilegio, es algo extraordinario.

Sin embargo, dentro de la estrategia de gestión financiera, son pocas las personas que ven el hecho de pagar una deuda como una inversión.

Por lo general, las inversiones se ven en el contexto de ir a Wall Street, comprar acciones y hacerte millonario, algo que no es tan sencillo como se pudiera pensar.

Es por esto que quiero mostrarte cómo, saldar una deuda es sinónimo de una buena inversión. Quizás no como piensas en términos de capital y retornos, sino partiendo de los costos en que se incurren.

Antes de entrar en materia, ya que estoy diciendo que pagar una deuda es una buena inversión, creo que es lógico que definamos qué es una buena inversión. Y partiendo de esta realidad, identificar si pagar una deuda se ajusta al contexto de las buenas inversiones.

He explicado antes que las inversiones constan de tres elementos básicos: Rentabilidad, riesgo y tiempo. La manera en que estos se combinen de forma óptima es que permiten que se logren los objetivos por el cual se hacen las inversiones.

En otras palabras, en la medida en que las expectativas (rentabilidad) sean satisfechas, lo adverso esté controlado (riesgo) y el período de ajuste a la necesidad (tiempo) entonces se está desarrollando una buena inversión. Que se traduce en, mayor rentabilidad, menor riesgo en menor tiempo. Aquella que, al final del día, logra la generación de beneficios.

Tomando en consideración lo que define una buena inversión (La combinación óptima de la rentabilidad, el riesgo y el tiempo) la pregunta que surge es ¿Cómo pagar una deuda se vuelve una buena inversión?

En ese sentido, pagar una deuda se vuelve una buena inversión, por un tema de costos. Es decir. Cuando se analiza lo que implican solo los intereses de una deuda, en comparación con una inversión con el mismo monto, nos daremos cuenta de que los beneficios de saldar el préstamo son, por mucho, mayores a la rentabilidad de una inversión en el mercado formal.

Esto se puede ver mejor de la siguiente manera:

Partiendo de este cuadro, si tomáramos el mismo monto de un préstamo, y lo invirtieramos tanto en un certificado financiero como en la bolsa de valores, nota que tu retorno en inversión, en el caso del certificado es 60% menos, y en el de la bolsa de valores un 20% menos que lo que pagaría la cuota del préstamo.

Lo que significa que la regla de los tres elementos se cumple, mayor rentabilidad, menor riesgo, en menor tiempo. Por lo tanto, hacer el esfuerzo en pagar una deuda, representa una buena inversión; además de que elimina carga de la responsabilidad de financiera de la deuda en sí.

Ver el pago de una deuda como una inversión es algo poco usual. Ya que no se ve desde la perspectiva del costo, sino que se asume que es mejor invertirlo en otra tipo de instrumento. No obstante, dentro del contexto empresarial esta práctica es común.

De hecho, existen mecanismos de negociación en donde el pago de una deuda anticipada se pueden lograr descuentos, materializando mayores beneficios.

Pero más que todo, la inversión se ve una manera más tangible cuando se aplican los tres elementos básicos que componen cualquier inversión: Rentabilidad, riesgo y tiempo. De manera que toda la ejecución cobre sentido y añada valor.

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