Revista Cultura y Ocio

[Página 42] Lágrimas negras de Brin - Nicholas Avedon

Publicado el 22 marzo 2025 por Thepsicologist

 Carnes, varios tipos de pan, mermeladas, frutos secos. Grimm jamás había visto tanta comida junta en una mesa. Tampoco tenía demasiada hambre, pero si curiosidad por probar todo aquello, desconocido para él, así que terminó atiborrado y satisfecho. El sirviente que lo atendió no quiso interrumpirlo y se ocupó amablemente de responder cualquier consulta relativa al desayuno; pero dada su actitud distante, Grimm no tuvo valor para preguntarle sobre su propio destino. 

Al terminar, observó el comedor con más detenimiento. Había un retrato de Alanna colgado en la pared frente a él. Con un fondo oscuro, su rostro pálido y sus ojos azul y marrón destacaban por encima de cualquier otro detalle. Vestía un traje ceñido que le ocultaba casi toda la piel y se cerraba por encima del cuello. El vestido también cubría la mayor parte de sus brazos, dejando solo visibles las manos, con las uñas pintadas de negro. 

[Página 42] Lágrimas negras de Brin - Nicholas AvedonEn el cuadro llevaba los labios negros y los ojos tenían una línea muy marcada alrededor, Su mirada, penetrante y severa, se parecía mucho a lo que recordaba de los días anteriores, como si el retrato fuera muy reciente o ella no hubiera cambiado lo más mínimo. Sin ropa, su cuerpo elástico hablaba por si solo; en el retrato y con aquellas vestiduras parecía mucho mayor pero comparada con su viejo maestro o el director del orfanato asemejaba ser casi tan joven como él. A ambos lados del cuadro de Alanna había otras pinturas que representaban animales. Un caballo blanco con alas que impresionó a Grimm. Un dragón de color rojo y dorado, un caballo con un cuerno en la frente de color plateado, y el que más lo impactó: una hermosa muchacha con cola de pez. Su torso desnudo era el de una mujer, tal como Grimm la había descubierto, pero del ombligo para abajo estaba recubierta de escamas, y en vez de piernas, tenía una larga cola acabada en una aleta. Lo que más lo fascinó fue el hecho de que de cintura para arriba fuera muy parecida a Alanna, incluyendo sus ojos, cada uno de un color. 

Preguntó al sirviente cómo se llamaba, ya que se sentía incómodo con que alguien le sirviera y más aún si no conocía su nombre.



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