Vivió la II Guerra Mundial, hecho que no había de pasar por su vida sin dejar huella y que la permitió hacer lo que ella siempre había querido: aliviar el sufrimiento. Tras la guerra se fue a Polonia con una especie de ONG y allí cooperó de voluntaria.Aquí hay una parte del libro que me conmueve especialmente y que transcribo literalmente porque creo que nadie lo sabe contar como ella. Es el comienzo del capítulo 10, al que titula: < Las Mariposas>.
<< Yo hablo de amor y compasión, pero la mayor enseñanza sobre el sentido de la vida la recibí en un sitio donde se cometieron las peores atrocidades contra la Humanidad.Antes de marcharme de Polonia asistí a la ceremonia de inauguración de la escuela que habíamos construido. Desde allí viajé a Maidanek, uno de los infames laboratorios de muerte de Hitler. Algo me impulsó a ir a ver con mis propios ojos uno de esos campos de concentración; tenía la impresión de que verlo me serviría para entenderlo.…
