-Bueno...-Hay un pelín de condescendencia en su sonrisa, pero solo un pelín. Ese tipo de condescendencia que emites sin prejuicios y solo porque te la regaló la experiencia de los años que has vivido intensamente-. Eso habrá que verlo.
Coge aire y se apoya en la pared delante de mí.-Dicen que has preguntado en qué año estamos...
-Me he desorientado - me defendo, aunque sigo muy confusa.
-¿En qué año estamos? - me devuelve la pregunta.
-Al parecer en 2016.
Frunce el ceño.
-Miri..., si esto es demasiado para ti, si necesitas ayuda o quizá un periodo de adaptación un poco más largo, relájate ¿vale? Te escogimos para el puesto porque confiamos en tus capacidades. No nos vale que intentes hacerlo todo ya y acabes reventando. No quiero que el personal de limpieza tenga que quitar sesos del despacho -se burla.
-Soy una buena subdirectora.
-Lo serás, claro que sí, pero si necesitas ayuda para llevar todo esto..., no pasa nada. Solo tienes que decirlo. Recuerda el principio de mi canción preferida de Elvis: "Wise men said, only fools rush in..."
-Solo los ontos tienen prisa...-recuerdo.
Lo dice mucho cuando correteamos histéricas a su alrededor diciendo eso de que lo necesitamos todo "ASAP"
-Exacto. Solo los tontos se precipitan, querida.
Tengo gana de abrazarla, de oler su perfume de Bulgari, de que me acaricie el pelo como si fuésemos madre e hija, pero no me muevo porque todo es acojonantemente intenso ahora mismo. Y raro. Estoy preocupada por si he perdido el anclaje con la realidad.