Segunda mitad del siglo XIX... En una aldea de Calabria se celebra la fiesta de la Asunción, y a la localidad llega un grupo de payasos para representar una obra. La compañia la dirige Canio, casado con la bella Nedda, aunque ésta no está realmente enamorada de él.... Su amor vive en esa aldea y se llama Silvio. Al reencontrarse con él, Nedda decide dejar a su esposo y fugarse. Pero Tonio, un payaso deforme que siempre ha estado enamorado de ella, descubre sus planes y, como venganza por el rechazo de Nedda, se los cuenta a Canio justo antes de empezar la función. Los tres comienzan la actuación, pero Canio no aguanta más y estalla... La gente, entusiasmada, cree que todo es ficticio y comentan la buena representación de los payasos. Cuando Canio exige a Nedda que diga el nombre de su amante, ella se niega, provocando la ira de su marido, quien finalmente la mata en pleno escenario. En el momento de expirar, Nedda suspira el nombre de Silvio y éste se abre paso entre el público tratando de defenderla, muriendo también a manos de Canio. Es en ese momento cuando los espectadores, aterrados, comprenden que no ha sido una actuación... Canio concluye con la famosa frase,"la commedia é finita".... Con esta breve ópera, de Ruggero Leoncavallo, de belleza innegable, y que suele representarse junto a Cavallería Rusticana, sirve de introducción para mostrar el gusto de muchos por los payasos, y su aplicación en la decoración.
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Pues tenemos que confesaros algo.... A nosotras nos dan miedo los payasos, ¿qué se le va a hacer? Salvo Gaby, Fofó, Miliki y Fofito, que llenaron de alegría, amor e ilusión las tardes de los sábados de nuestra infancia, seríamos incapaces de tener uno de estos en casa... Y a vosotros ¿qué sentimientos os provocan?