País de nieve de Yasunari Kawabata
Editorial Emecé ~ 9789500424509
Shimamura regresa al País de nieve atraído por la belleza de la estación y el tradicional estilo de vida. Pero vuelve especialmente por Komako, una joven aprendiz de geisha que conoció en un viaje anterior. Él es un hombre rico, de mediana edad, que intenta escapar de un matrimonio sombrío y de su vida en Tokio. Ella, una bellísima mujer vulnerable a sus propias emociones, que madura ante los ojos de su amante. El amor apasionado que Shimamura despierta en Komako le plantea un dilema: incapaz de corresponderlo, pero a la vez fascinado por su intensidad, optará por repetir y prolongar su estadía en las termas aprovechando la distancia perfecta que le ofrece la relación huésped-geisha. Un tercer personaje, la misteriosa Yoko, teje su destino al de la pareja, con el blanco de la nieve como trasfondo y presencia continua. En "País de nieve", Yasunari Kawabata relata con maestría el triángulo del amor, la belleza y el paisaje con su escritura sutil y poderosa.
En la fría nieve
Con esta novela he repetido experiencia. ya había leído a Yasunari Kawabata con la novela Mil grullas, una historia que me dejó con buen sabor de boca por su espiritualidad y que aborda un aspecto de la honda tradición japonesa: la ceremonia del té. Entonces cuando Isa Janis creó una lectura conjunta de esta novela no dudé en apuntarme. Había prestado el libro hace mucho para leerlo pero luego lo devolví sin hacerlo. Esta vez si lo hice y tengo varias cosas que decir.
La historia inicia cuando un hombre de mediana edad de Tokyo llamado Shimamura, que regresa a el País de Nieve a pasar el invierno en un alberge, llamado así por ser una de las zonas mas frías del Japón. En su primer viaje conoció a una aprendiz de geisha llamada Komako, una joven viva y despierta que le atrae mucho. En su regreso a estas frías tierras se ve atraído por una joven llamada Yoko, una jovencita que está sentada a varias sillas de él en el ferrocarril que los lleva a esta zona nevada. Una evocadora imagen de un reflejo es la que le llama la atención a Shimamura y la que llega recurrentemente a su memoria.
Lo primero que llama la atención de esta novela tan corta (tiene unas 170 páginas con letra pequeña) es la bella y evocadora forma en que está narrada. En tercera persona se narran y describen con detalle las costumbres, el ambiente y cómo son las personas de esta zona tan fría del país. Se nos cuenta sobre la tradición de tejer telas y blanquearlas en la nieve, una tradición que Shimamura aprecia mucho y que es nativa de esta zona. Además se hablan de celebraciones y de la composición de las casas cercanas al albergue donde se queda el protagonista, haciendo una especie de pequeña radiografía de esta zona de la Isla Honsu, donde se ubica la historia.
Pasando a la trama y cómo se desarrolla la historia me he visto bastante perdida. Se trata más bien de la interacción de los personajes y su entorno. Shimamura está interesado en la joven geisha Komako, a pesar de que tiene esposa e hijos en Tokyo. Ella es una jovencita viva e inteligente que vive en la casa de la maestra de música del pueblo y que a las claras también está interesada en él. La tercera persona en esta historia es Yoko, una joven oriunda del pueblo que regresó en el mismo tren que Shimamura y venía a cuidar a un joven enfermo. Ella es más bien un personaje bastante secundario que sólo sale en momentos puntuales pero que a Shimamura le llama la atención por el tono de su voz y su comportamiento tímido y callado.
Lo mejor que tiene esta novela es descubrir por la prosa de Kawabata una forma de contar y describir lugares y situaciones. La bella forma en la que se acerca a los momentos a través de imágenes, olores, sonidos y hasta recuerdos han mostrado una experiencia a la forma de retratar la historia. Este pequeño lugar con el banco inmaculado y su frío amenazante sirven de telón de fondo para una peculiar historia donde Komako es activa protagonista de los eventos que se desarrollan.
Tal vez la razón por la que no le haya dado una puntuación mas alta es que he tenido esa sensación constante de que no sabía qué era lo que la historia quería contarme. Debe ser por la diferencia culturar que separa mi visión del mundo con la oriental, pero he tratado de comprender qué había detrás de todo lo que sucedía y supongo que no me he acercado lo suficiente. El final es abrupto y sorprendente, pero no carente de la belleza singular que impregna toda la novela. Creo que es una historia que vale la pena leer para conocer otras realidades y otras culturas, y claro otras formas de contar.