Camila Queiroz
El Perú es uno de los países latinoamericanos con mayor índice de mortalidad materna. Durante el año 2010, 452 mujeres fallecieron por complicaciones en el parto, que podrían fácilmente haber sido evitadas.
Falta de acompañamiento pre-natral y de la presencia médica durante el parto son algunos de los principales factores provocadores de las muertes, según especialistas y activistas de género.
Hay que señalar también la precaria infraestructura hospitalaria, la falta de medicamentos y deficiencias alimenticias de las gestantes, consecuencia de los escasos recursos financieros, contribuyen a formar la triste estadística. Diferencias culturales y de idioma también constituyen obstáculos.
Las regiones de Puno, al sur del país, y Cajamarca, en el norte, son las que registran más casos de muerte materna. El pasado año en Puno, hubo 40. Según especialistas, el problema manifiesta las difíciles condiciones socioeconómicas de las mujeres.
Según la parlamentaria Fabiola Morales Castillo, la gran mayoría de las muertes maternas en el país tienen causa directa y evitable. La principal cegadora de vidas son las hemorragias, seguidas por la hipertensión, infecciones del puerperio y abortos. Las víctimas son mayoritariamente mujeres de escasos recursos, bajo nivel educativo y poco acceso a los servicios.
Ella destacó además que hay mucha lentitud en la identificación de los problemas de salud de la gestante, lo que incide en su demora en buscar ayuda y en llegar al establecimiento de salud – pues el acceso es difícil, principalmente en la zona rural.
La parlamentaria también afirmó que buena parte de las muertes es de adolescentes embarazadas. Explica que las jovencitas tienen limitaciones para buscar atención médica, ya que los artículos 173 y 23 del Código Penal, sancionan las relaciones sexuales entre adolescentes y limitan el acceso a métodos anticonceptivos para adolescentes en los centros de salud pública, en caso no estén acompañados por sus padres o tutores.
Estas normas llevan a los adolescentes a no prevenir los embarazos y a las adolecentes grávidas a no procurar un servicio médico, pues son coaccionadas a delatar a su compañero ante la Procuraduría, explica Fabiola. Ante esta situación, la parlamentaria propone la derogación de los dos artículos.
Según denuncia Amnistía Internacional, el camino recorrido por las mujeres de la zona rural, hasta el centro de salud es largo, y ellas tienen que escoger entre ir a pié o pagar por el transporte, una cantidad de la que no disponen. La organización agrega que los puestos no tienen los equipos necesarios para situaciones de emergencia en el parto.
"Además, es habitual que las mujeres indígenas, que a menudo sólo hablan su propio idioma, no entiendan a los profesionales de la salud de habla española. Y también puede que los médicos, las enfermeras y las comadronas no comprendan adecuadamente sus hábitos y costumbres tradicionales”, agrega.
Esta dificultad en la comunicación contribuye al poco acceso a la información sobre salud sexual y reproductiva que las mujeres de las comunidades pobres, rurales e indígenas tienen que enfrentar.
Además de las muertes maternas, las mujeres peruanas no tienen acceso a atención de salud específica, presentando índices de analfabetismo más alto que los hombres, menos acceso a la propiedad formal, más casos de discriminación, menor participación política, menores niveles de educación y la violencia domestica. Por otra parte, las investigaciones señalan que es entre los jóvenes que están los agresores contra las mujeres en la zona rural.
Fuente: adital.com.br